Lo que quise decir es que no debéis tener trato con ninguno que, llamándose hermano, sea inmoral, avaro, idólatra, chismoso, borracho o ladrón. Con gente así, ni siquiera os sentéis a comer. (1 Corintios 5:11)


Las palabras de Pablo son claras. Me preocupa, sin embargo, que, a menudo, nos hemos quedado con la forma y no estoy seguro de que hayamos ido al fondo de las mismas. Creo que el fondo es claro y tiene todo el sentido del mundo, no podemos ni debemos admitir en nuestras comunidades de seguidores de Jesús a personas que viven vidas abiertamente contrarias a los valores enseñados por el Maestro y al ejemplo de vida que nos proporcionó. Esto es evidente, está claro y no admite discusión. Al menos eso diría yo.

¿Qué hacemos con la forma y la aplicación que de modo general la iglesia ha llevado a cabo este principio, este fondo? Lamentablemente, en la mayoría de los casos, lo hemos limitado a la condena y excomunión de aquellos que han cometido inmoralidad sexual. Llevo años y años de creyente y nunca he visto a nadie excomulgado por ser avaro, maltratar a su esposa, ser deshonesto con sus proveedores, pagar miserablemente a sus empleados, ser abusivo con sus clientes, ni que decir tiene que por haber propagado chismes y comentarios negativos en la congregación.

Pensemos en la idolatría ¿Cuántos hermanos han sido expulsados de la comunidad por idólatras? Si nos acercamos a la idolatría desde una perspectiva restrictivas -adorar a otros dioses- ninguno. Ahora bien, si pensamos en la idolatría en un sentido amplio -todo aquello que ocupa el primer lugar en tu corazón es tu dios- la mitad o más de la congregación tendría que someterse al juicio de Pablo ¿O no?

Quiero llegar a dos conclusiones: La primera, hemos de enfatizar el principio de que no es posible una comunidad o un individuo que llamándose seguidor de Jesús viva en contradicción con lo enseñado por Él. Esa esquizofrenia espiritual debemos señalarla y trabajarla. La segunda, no hemos de centrarnos única y exclusivamente en el pecado sexual sino en todas aquellas conductas que el apóstol denuncia y todas las que, sin denunciarlas, son claramente contrarias al mensaje del Maestro.


¿Cuáles son tus contradicciones? ¿Qué puedes hacer con ellas?



Lo que quise decir es que no debéis tener trato con ninguno que, llamándose hermano, sea inmoral, avaro, idólatra, chismoso, borracho o ladrón. Con gente así, ni siquiera os sentéis a comer. (1 Corintios 5:11)


Las palabras de Pablo son claras. Me preocupa, sin embargo, que, a menudo, nos hemos quedado con la forma y no estoy seguro de que hayamos ido al fondo de las mismas. Creo que el fondo es claro y tiene todo el sentido del mundo, no podemos ni debemos admitir en nuestras comunidades de seguidores de Jesús a personas que viven vidas abiertamente contrarias a los valores enseñados por el Maestro y al ejemplo de vida que nos proporcionó. Esto es evidente, está claro y no admite discusión. Al menos eso diría yo.

¿Qué hacemos con la forma y la aplicación que de modo general la iglesia ha llevado a cabo este principio, este fondo? Lamentablemente, en la mayoría de los casos, lo hemos limitado a la condena y excomunión de aquellos que han cometido inmoralidad sexual. Llevo años y años de creyente y nunca he visto a nadie excomulgado por ser avaro, maltratar a su esposa, ser deshonesto con sus proveedores, pagar miserablemente a sus empleados, ser abusivo con sus clientes, ni que decir tiene que por haber propagado chismes y comentarios negativos en la congregación.

Pensemos en la idolatría ¿Cuántos hermanos han sido expulsados de la comunidad por idólatras? Si nos acercamos a la idolatría desde una perspectiva restrictivas -adorar a otros dioses- ninguno. Ahora bien, si pensamos en la idolatría en un sentido amplio -todo aquello que ocupa el primer lugar en tu corazón es tu dios- la mitad o más de la congregación tendría que someterse al juicio de Pablo ¿O no?

Quiero llegar a dos conclusiones: La primera, hemos de enfatizar el principio de que no es posible una comunidad o un individuo que llamándose seguidor de Jesús viva en contradicción con lo enseñado por Él. Esa esquizofrenia espiritual debemos señalarla y trabajarla. La segunda, no hemos de centrarnos única y exclusivamente en el pecado sexual sino en todas aquellas conductas que el apóstol denuncia y todas las que, sin denunciarlas, son claramente contrarias al mensaje del Maestro.


¿Cuáles son tus contradicciones? ¿Qué puedes hacer con ellas?



Lo que quise decir es que no debéis tener trato con ninguno que, llamándose hermano, sea inmoral, avaro, idólatra, chismoso, borracho o ladrón. Con gente así, ni siquiera os sentéis a comer. (1 Corintios 5:11)


Las palabras de Pablo son claras. Me preocupa, sin embargo, que, a menudo, nos hemos quedado con la forma y no estoy seguro de que hayamos ido al fondo de las mismas. Creo que el fondo es claro y tiene todo el sentido del mundo, no podemos ni debemos admitir en nuestras comunidades de seguidores de Jesús a personas que viven vidas abiertamente contrarias a los valores enseñados por el Maestro y al ejemplo de vida que nos proporcionó. Esto es evidente, está claro y no admite discusión. Al menos eso diría yo.

¿Qué hacemos con la forma y la aplicación que de modo general la iglesia ha llevado a cabo este principio, este fondo? Lamentablemente, en la mayoría de los casos, lo hemos limitado a la condena y excomunión de aquellos que han cometido inmoralidad sexual. Llevo años y años de creyente y nunca he visto a nadie excomulgado por ser avaro, maltratar a su esposa, ser deshonesto con sus proveedores, pagar miserablemente a sus empleados, ser abusivo con sus clientes, ni que decir tiene que por haber propagado chismes y comentarios negativos en la congregación.

Pensemos en la idolatría ¿Cuántos hermanos han sido expulsados de la comunidad por idólatras? Si nos acercamos a la idolatría desde una perspectiva restrictivas -adorar a otros dioses- ninguno. Ahora bien, si pensamos en la idolatría en un sentido amplio -todo aquello que ocupa el primer lugar en tu corazón es tu dios- la mitad o más de la congregación tendría que someterse al juicio de Pablo ¿O no?

Quiero llegar a dos conclusiones: La primera, hemos de enfatizar el principio de que no es posible una comunidad o un individuo que llamándose seguidor de Jesús viva en contradicción con lo enseñado por Él. Esa esquizofrenia espiritual debemos señalarla y trabajarla. La segunda, no hemos de centrarnos única y exclusivamente en el pecado sexual sino en todas aquellas conductas que el apóstol denuncia y todas las que, sin denunciarlas, son claramente contrarias al mensaje del Maestro.


¿Cuáles son tus contradicciones? ¿Qué puedes hacer con ellas?