La tierra va a ser maldita por tu culpa. (Génesis 3:17)

Ya hemos visto como la declaración de independencia del ser humano con respecto a Dios provocó una ruptura en su relación con el Señor, consigo mismo y con otros seres humanos. La última consecuencia indeseada de esta rebelión es una ruptura con la creación de Dios.

Adán y Eva habían recibido la responsabilidad de ser cuidadores y mayordomos de todo lo creado por el Señor, ahora se convertirán en depredadores y destructores de aquello que tenían la responsabilidad de preservar. De nuevo vemos al Señor, no decretando, sino declarando, los efectos que sobre su creación traerá la actitud humana, la tierra va a estar bajo maldición por nuestra culpa.

Toda la creación, sin excepción, sufre las consecuencias de nuestra rebelión y sufre de forma pasiva porque no es responsable de nuestra irresponsabilidad. La creación se ve bajo maldición como consecuencia de nuestras acciones y aún, a día de hoy, seguimos destruyendo, depredando, abusando y llenando de maldición la tierra que el Señor nos ha dado.

Todavía, sin embargo, es más triste que algunos cristianos justifiquemos esa destrucción del medio ambiente, ese aniquilamiento de la biodiversidad, ese esquilmar los recursos disponibles, en base a nuestra pretendida superioridad sobre el resto de lo creado, en base al mandamiento de dominar la tierra que, como ya vimos, venía a significar cuidar y preservar. El ser humano no es el rey de la creación, es un tirano malévolo, antropocéntrico que ha extendido la muerte que es la paga del pecado por toda la tierra. Una lectura de Romanos 8: 18-22. Sólo tenemos que escuchar las noticias en la radio o verlas en la televisión o, simplemente, mirar a nuestro alrededor y observar cómo hemos dañado la creación de Dios y cómo estamos destruyendo aquello que fuimos llamados a cuidar y preservar.

¿De qué modo tus hábitos de consumo favorecen la ruptura con la creación?





La tierra va a ser maldita por tu culpa. (Génesis 3:17)

Ya hemos visto como la declaración de independencia del ser humano con respecto a Dios provocó una ruptura en su relación con el Señor, consigo mismo y con otros seres humanos. La última consecuencia indeseada de esta rebelión es una ruptura con la creación de Dios.

Adán y Eva habían recibido la responsabilidad de ser cuidadores y mayordomos de todo lo creado por el Señor, ahora se convertirán en depredadores y destructores de aquello que tenían la responsabilidad de preservar. De nuevo vemos al Señor, no decretando, sino declarando, los efectos que sobre su creación traerá la actitud humana, la tierra va a estar bajo maldición por nuestra culpa.

Toda la creación, sin excepción, sufre las consecuencias de nuestra rebelión y sufre de forma pasiva porque no es responsable de nuestra irresponsabilidad. La creación se ve bajo maldición como consecuencia de nuestras acciones y aún, a día de hoy, seguimos destruyendo, depredando, abusando y llenando de maldición la tierra que el Señor nos ha dado.

Todavía, sin embargo, es más triste que algunos cristianos justifiquemos esa destrucción del medio ambiente, ese aniquilamiento de la biodiversidad, ese esquilmar los recursos disponibles, en base a nuestra pretendida superioridad sobre el resto de lo creado, en base al mandamiento de dominar la tierra que, como ya vimos, venía a significar cuidar y preservar. El ser humano no es el rey de la creación, es un tirano malévolo, antropocéntrico que ha extendido la muerte que es la paga del pecado por toda la tierra. Una lectura de Romanos 8: 18-22. Sólo tenemos que escuchar las noticias en la radio o verlas en la televisión o, simplemente, mirar a nuestro alrededor y observar cómo hemos dañado la creación de Dios y cómo estamos destruyendo aquello que fuimos llamados a cuidar y preservar.

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La tierra va a ser maldita por tu culpa. (Génesis 3:17)

Ya hemos visto como la declaración de independencia del ser humano con respecto a Dios provocó una ruptura en su relación con el Señor, consigo mismo y con otros seres humanos. La última consecuencia indeseada de esta rebelión es una ruptura con la creación de Dios.

Adán y Eva habían recibido la responsabilidad de ser cuidadores y mayordomos de todo lo creado por el Señor, ahora se convertirán en depredadores y destructores de aquello que tenían la responsabilidad de preservar. De nuevo vemos al Señor, no decretando, sino declarando, los efectos que sobre su creación traerá la actitud humana, la tierra va a estar bajo maldición por nuestra culpa.

Toda la creación, sin excepción, sufre las consecuencias de nuestra rebelión y sufre de forma pasiva porque no es responsable de nuestra irresponsabilidad. La creación se ve bajo maldición como consecuencia de nuestras acciones y aún, a día de hoy, seguimos destruyendo, depredando, abusando y llenando de maldición la tierra que el Señor nos ha dado.

Todavía, sin embargo, es más triste que algunos cristianos justifiquemos esa destrucción del medio ambiente, ese aniquilamiento de la biodiversidad, ese esquilmar los recursos disponibles, en base a nuestra pretendida superioridad sobre el resto de lo creado, en base al mandamiento de dominar la tierra que, como ya vimos, venía a significar cuidar y preservar. El ser humano no es el rey de la creación, es un tirano malévolo, antropocéntrico que ha extendido la muerte que es la paga del pecado por toda la tierra. Una lectura de Romanos 8: 18-22. Sólo tenemos que escuchar las noticias en la radio o verlas en la televisión o, simplemente, mirar a nuestro alrededor y observar cómo hemos dañado la creación de Dios y cómo estamos destruyendo aquello que fuimos llamados a cuidar y preservar.

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