Si alguno de vosotros anda escaso de sabiduría, pídasela a Dios, que reparte a todos con largueza y sin echarlo en cara, y él se la dará. Pero debe pedirla confiadamente, sin dudar, pues quien duda se parece a las olas del mar, que van y vienen agitadas por el viento. Nada puede esperar de Dios una persona así, indecisa e inconstante en todo cuanto emprende. (Santiago 1:5-7)


A pesar de lo que algunas personas piensan este pasaje no dice en absoluto que todo aquello que le pidamos a Dios sin que dudemos lo recibiremos. Solamente, y así nos lo enseña el contexto, está referido al pedir sabiduría. Pero vale la pena prestar atención a la palabra que ha sido traducida como duda en nuestras Biblias. Se trata del término griego "diakrinó" que cuando se aplica a una persona no tiene que ver con la certeza intelectual que caracterizaría a la ausencia de dudas, sino más bien a la persona que está sopesando diferentes opciones antes de tomar una decisión. Por ejemplo, alguien está sopesando la opción de pasar más tiempo con sus hijos o, por el contrario, invertir más tiempo en el trabajo para poder conseguir sus objetivos. Otro ejemplo, una persona sopesa si dar el diezmo o, por el contrario, gastarlo en comprar algo que considera y puede ser totalmente legítimo. 

Santiago, el hermano de Jesús, no nos está diciendo que nos hemos de concentrar mentalmente para eliminar todo tipo de incertidumbre y que si conseguimos ese estado ¿similar al zen? obtendremos la sabiduría que pidamos; no lograrlo implica el no poder obtener esa petición de parte de Dios, cualquier grieta en esa firme convicción mental lo impediría. Por el contrario, el escritor está afirmando que la persona que le pide sabiduría al Señor y, al mismo tiempo, está sopesando si seguir esa opción o, como diría el libro de Proverbios, fiarse de su propia sabiduría o la del mundo, no puede pretender que obtendrá nada de parte de Dios. La persona que sopesa si el Señor o el entorno cultural es definida por parte de Santiago con las palabras: indecisa e inconstante en todo aquello que emprende.


¿Qué cosas estás sopesando en tu corazón entre el consejo de Dios y el de la sociedad?








Si alguno de vosotros anda escaso de sabiduría, pídasela a Dios, que reparte a todos con largueza y sin echarlo en cara, y él se la dará. Pero debe pedirla confiadamente, sin dudar, pues quien duda se parece a las olas del mar, que van y vienen agitadas por el viento. Nada puede esperar de Dios una persona así, indecisa e inconstante en todo cuanto emprende. (Santiago 1:5-7)


A pesar de lo que algunas personas piensan este pasaje no dice en absoluto que todo aquello que le pidamos a Dios sin que dudemos lo recibiremos. Solamente, y así nos lo enseña el contexto, está referido al pedir sabiduría. Pero vale la pena prestar atención a la palabra que ha sido traducida como duda en nuestras Biblias. Se trata del término griego "diakrinó" que cuando se aplica a una persona no tiene que ver con la certeza intelectual que caracterizaría a la ausencia de dudas, sino más bien a la persona que está sopesando diferentes opciones antes de tomar una decisión. Por ejemplo, alguien está sopesando la opción de pasar más tiempo con sus hijos o, por el contrario, invertir más tiempo en el trabajo para poder conseguir sus objetivos. Otro ejemplo, una persona sopesa si dar el diezmo o, por el contrario, gastarlo en comprar algo que considera y puede ser totalmente legítimo. 

Santiago, el hermano de Jesús, no nos está diciendo que nos hemos de concentrar mentalmente para eliminar todo tipo de incertidumbre y que si conseguimos ese estado ¿similar al zen? obtendremos la sabiduría que pidamos; no lograrlo implica el no poder obtener esa petición de parte de Dios, cualquier grieta en esa firme convicción mental lo impediría. Por el contrario, el escritor está afirmando que la persona que le pide sabiduría al Señor y, al mismo tiempo, está sopesando si seguir esa opción o, como diría el libro de Proverbios, fiarse de su propia sabiduría o la del mundo, no puede pretender que obtendrá nada de parte de Dios. La persona que sopesa si el Señor o el entorno cultural es definida por parte de Santiago con las palabras: indecisa e inconstante en todo aquello que emprende.


¿Qué cosas estás sopesando en tu corazón entre el consejo de Dios y el de la sociedad?








Si alguno de vosotros anda escaso de sabiduría, pídasela a Dios, que reparte a todos con largueza y sin echarlo en cara, y él se la dará. Pero debe pedirla confiadamente, sin dudar, pues quien duda se parece a las olas del mar, que van y vienen agitadas por el viento. Nada puede esperar de Dios una persona así, indecisa e inconstante en todo cuanto emprende. (Santiago 1:5-7)


A pesar de lo que algunas personas piensan este pasaje no dice en absoluto que todo aquello que le pidamos a Dios sin que dudemos lo recibiremos. Solamente, y así nos lo enseña el contexto, está referido al pedir sabiduría. Pero vale la pena prestar atención a la palabra que ha sido traducida como duda en nuestras Biblias. Se trata del término griego "diakrinó" que cuando se aplica a una persona no tiene que ver con la certeza intelectual que caracterizaría a la ausencia de dudas, sino más bien a la persona que está sopesando diferentes opciones antes de tomar una decisión. Por ejemplo, alguien está sopesando la opción de pasar más tiempo con sus hijos o, por el contrario, invertir más tiempo en el trabajo para poder conseguir sus objetivos. Otro ejemplo, una persona sopesa si dar el diezmo o, por el contrario, gastarlo en comprar algo que considera y puede ser totalmente legítimo. 

Santiago, el hermano de Jesús, no nos está diciendo que nos hemos de concentrar mentalmente para eliminar todo tipo de incertidumbre y que si conseguimos ese estado ¿similar al zen? obtendremos la sabiduría que pidamos; no lograrlo implica el no poder obtener esa petición de parte de Dios, cualquier grieta en esa firme convicción mental lo impediría. Por el contrario, el escritor está afirmando que la persona que le pide sabiduría al Señor y, al mismo tiempo, está sopesando si seguir esa opción o, como diría el libro de Proverbios, fiarse de su propia sabiduría o la del mundo, no puede pretender que obtendrá nada de parte de Dios. La persona que sopesa si el Señor o el entorno cultural es definida por parte de Santiago con las palabras: indecisa e inconstante en todo aquello que emprende.


¿Qué cosas estás sopesando en tu corazón entre el consejo de Dios y el de la sociedad?