Y cuando vuestros hijos os pregunten: ¿Qué significa este rito? (Éxodo 12:26)


Este pasaje hace referencia a la celebración anual de la Pascua por parte de las familias judías. El rito tenía que servir como una plataforma para poder explicar durante siglos y siglos la gran intervención de Dios en la historia del Israel. Incluso a día de hoy, las familias judías practicantes, continuan celebrando el sábado y la Pascua y, no hay la menor duda, que eso ha sido crucial para poder mantener su identidad a lo largo de siglos de exilio y persecución.

Mi reflexión acerca de esta disposición del Señor, que se repite varias veces en el libro de Éxodo y de forma magistral en Deuteronomio 6, es que la educación espiritual de los hijos no es responsabilidad de la iglesia local. Es responsabilidad de los padres y, por tanto, nosotros (soy orgulloso padre de dos hijos) somos los que debemos tomar el liderazgo y ser intencionales en transmitir la fe a la siguiente generación. No podemos garantizar el resultado ya que cada persona es única, singular y libre de tomar sus propias decisiones. Pero si podemos y debemos ser intencionales en el proceso. Debemos vivir de tal modo la fe que nuestras vidas planteen preguntas a nuestros hijos. Preguntas que pueden ser verbalizadas o no por estos; pero preguntas al fin y al cabo.

No podemos ni debemos esperar que la iglesia local haga lo que nosotros no hacemos en el hogar. Es irresponsabilidad delegar en ella la formación espiritual de nuestros hijos. Irresponsabilidad y falta de alineamiento con lo que enseña la Palabra de Dios. Sin duda, ahora hablo como pastor, la iglesia puede colaborar, ayudar, respaldar de muchas maneras. Sin embargo, no puede ni debe asumir una carga que por ley divina no le corresponde.


¿Eres padre? ¿Cuán intencional eres en transmitir la fe a tus hijos?


Y cuando vuestros hijos os pregunten: ¿Qué significa este rito? (Éxodo 12:26)


Este pasaje hace referencia a la celebración anual de la Pascua por parte de las familias judías. El rito tenía que servir como una plataforma para poder explicar durante siglos y siglos la gran intervención de Dios en la historia del Israel. Incluso a día de hoy, las familias judías practicantes, continuan celebrando el sábado y la Pascua y, no hay la menor duda, que eso ha sido crucial para poder mantener su identidad a lo largo de siglos de exilio y persecución.

Mi reflexión acerca de esta disposición del Señor, que se repite varias veces en el libro de Éxodo y de forma magistral en Deuteronomio 6, es que la educación espiritual de los hijos no es responsabilidad de la iglesia local. Es responsabilidad de los padres y, por tanto, nosotros (soy orgulloso padre de dos hijos) somos los que debemos tomar el liderazgo y ser intencionales en transmitir la fe a la siguiente generación. No podemos garantizar el resultado ya que cada persona es única, singular y libre de tomar sus propias decisiones. Pero si podemos y debemos ser intencionales en el proceso. Debemos vivir de tal modo la fe que nuestras vidas planteen preguntas a nuestros hijos. Preguntas que pueden ser verbalizadas o no por estos; pero preguntas al fin y al cabo.

No podemos ni debemos esperar que la iglesia local haga lo que nosotros no hacemos en el hogar. Es irresponsabilidad delegar en ella la formación espiritual de nuestros hijos. Irresponsabilidad y falta de alineamiento con lo que enseña la Palabra de Dios. Sin duda, ahora hablo como pastor, la iglesia puede colaborar, ayudar, respaldar de muchas maneras. Sin embargo, no puede ni debe asumir una carga que por ley divina no le corresponde.


¿Eres padre? ¿Cuán intencional eres en transmitir la fe a tus hijos?


Y cuando vuestros hijos os pregunten: ¿Qué significa este rito? (Éxodo 12:26)


Este pasaje hace referencia a la celebración anual de la Pascua por parte de las familias judías. El rito tenía que servir como una plataforma para poder explicar durante siglos y siglos la gran intervención de Dios en la historia del Israel. Incluso a día de hoy, las familias judías practicantes, continuan celebrando el sábado y la Pascua y, no hay la menor duda, que eso ha sido crucial para poder mantener su identidad a lo largo de siglos de exilio y persecución.

Mi reflexión acerca de esta disposición del Señor, que se repite varias veces en el libro de Éxodo y de forma magistral en Deuteronomio 6, es que la educación espiritual de los hijos no es responsabilidad de la iglesia local. Es responsabilidad de los padres y, por tanto, nosotros (soy orgulloso padre de dos hijos) somos los que debemos tomar el liderazgo y ser intencionales en transmitir la fe a la siguiente generación. No podemos garantizar el resultado ya que cada persona es única, singular y libre de tomar sus propias decisiones. Pero si podemos y debemos ser intencionales en el proceso. Debemos vivir de tal modo la fe que nuestras vidas planteen preguntas a nuestros hijos. Preguntas que pueden ser verbalizadas o no por estos; pero preguntas al fin y al cabo.

No podemos ni debemos esperar que la iglesia local haga lo que nosotros no hacemos en el hogar. Es irresponsabilidad delegar en ella la formación espiritual de nuestros hijos. Irresponsabilidad y falta de alineamiento con lo que enseña la Palabra de Dios. Sin duda, ahora hablo como pastor, la iglesia puede colaborar, ayudar, respaldar de muchas maneras. Sin embargo, no puede ni debe asumir una carga que por ley divina no le corresponde.


¿Eres padre? ¿Cuán intencional eres en transmitir la fe a tus hijos?