¡Aparta tu cólera de nosotros! ¿Seguirás siempre enfadado? ¿Durará tu ira por generaciones? ¿No volverás a darnos vida para que tu pueblo en ti se goce? Señor, muéstranos tu amor, danos tu salvación. (Salmo 85:5-8)


Este salmo de los hijos de Coré refleja, a mi parecer, muy bien cómo las personas se planteaban la relación con el Señor bajo la cobertura del antiguo pacto. Yo la definiría como una relación basada en la inseguridad y el miedo perpetuo ante un Dios cuyas respuestas, en muchas ocasiones, parecían ser arbitrarias y sin sentido. Una deidad que requería de forma constante el ser propiciada a fin de que su castigo no cayera sobre sus infelices fieles. Ahora, por un momento, contrastemos este pasaje con el que aparece en el libro de los Hebreos en el capítulo 4:15 y 16:

"Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, excepto el pecado, ha experimentado todas nuestras pruebas. Acerquémonos, pues, llenos de confianza a ese trono de gracia, seguros de encontrar la misericordia y el favor divino en el momento preciso".

Jesús nos muestra en el Nuevo Testamento que la relación con el Señor se basa en la gracia, la aceptación y la comprensión y eso provoca en el creyente, en el seguidor del Maestro la seguridad de podernos acercar a Dios con total, plena y absoluta confianza, que es definida en el diccionario como la esperanza y seguridad que se tiene en alguien, en este caso en Dios.


¿Confianza o miedo? ¿Qué describe mejor tu relación con el Señor?





¡Aparta tu cólera de nosotros! ¿Seguirás siempre enfadado? ¿Durará tu ira por generaciones? ¿No volverás a darnos vida para que tu pueblo en ti se goce? Señor, muéstranos tu amor, danos tu salvación. (Salmo 85:5-8)


Este salmo de los hijos de Coré refleja, a mi parecer, muy bien cómo las personas se planteaban la relación con el Señor bajo la cobertura del antiguo pacto. Yo la definiría como una relación basada en la inseguridad y el miedo perpetuo ante un Dios cuyas respuestas, en muchas ocasiones, parecían ser arbitrarias y sin sentido. Una deidad que requería de forma constante el ser propiciada a fin de que su castigo no cayera sobre sus infelices fieles. Ahora, por un momento, contrastemos este pasaje con el que aparece en el libro de los Hebreos en el capítulo 4:15 y 16:

"Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, excepto el pecado, ha experimentado todas nuestras pruebas. Acerquémonos, pues, llenos de confianza a ese trono de gracia, seguros de encontrar la misericordia y el favor divino en el momento preciso".

Jesús nos muestra en el Nuevo Testamento que la relación con el Señor se basa en la gracia, la aceptación y la comprensión y eso provoca en el creyente, en el seguidor del Maestro la seguridad de podernos acercar a Dios con total, plena y absoluta confianza, que es definida en el diccionario como la esperanza y seguridad que se tiene en alguien, en este caso en Dios.


¿Confianza o miedo? ¿Qué describe mejor tu relación con el Señor?





¡Aparta tu cólera de nosotros! ¿Seguirás siempre enfadado? ¿Durará tu ira por generaciones? ¿No volverás a darnos vida para que tu pueblo en ti se goce? Señor, muéstranos tu amor, danos tu salvación. (Salmo 85:5-8)


Este salmo de los hijos de Coré refleja, a mi parecer, muy bien cómo las personas se planteaban la relación con el Señor bajo la cobertura del antiguo pacto. Yo la definiría como una relación basada en la inseguridad y el miedo perpetuo ante un Dios cuyas respuestas, en muchas ocasiones, parecían ser arbitrarias y sin sentido. Una deidad que requería de forma constante el ser propiciada a fin de que su castigo no cayera sobre sus infelices fieles. Ahora, por un momento, contrastemos este pasaje con el que aparece en el libro de los Hebreos en el capítulo 4:15 y 16:

"Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, excepto el pecado, ha experimentado todas nuestras pruebas. Acerquémonos, pues, llenos de confianza a ese trono de gracia, seguros de encontrar la misericordia y el favor divino en el momento preciso".

Jesús nos muestra en el Nuevo Testamento que la relación con el Señor se basa en la gracia, la aceptación y la comprensión y eso provoca en el creyente, en el seguidor del Maestro la seguridad de podernos acercar a Dios con total, plena y absoluta confianza, que es definida en el diccionario como la esperanza y seguridad que se tiene en alguien, en este caso en Dios.


¿Confianza o miedo? ¿Qué describe mejor tu relación con el Señor?