He aquí, Dios es del que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida (Salmo 54:4)


Este salmo, como tantos otros escritos por David, nace de un momento de angustia en que tiene que afrontar situaciones difíciles y que le desbordan desde todos los ángulos y posibilidades. Delante de ello hace las afirmaciones que he reflejado en el versículo que encabeza este texto, su confianza en Dios y en aquellos que en las situaciones difíciles están sosteniendo su vida.

Pienso que todos nosotros tenemos o tendremos que pasar por situaciones que se caracterizan por la incapacidad de tener el control; experimentar ese sentimiento de que las cosas van más allá de nuestras fuerzas y posibilidades; que somos como marionetas a merced de las circunstancias. Es terrible experimentar esa sensación de falta de control. El salmista ofrece dos consejos y apunta hacia dos cosas que son básicas e importantes en situaciones como las descritas. La primera, tener la seguridad que Dios nos ayuda; reconociendo que hay en ocasiones que no lo parece, que hay momentos en que uno diría que ni siquiera está presente pero, sin duda, en fe, afirmamos que está y ayuda. La segunda, la importancia de otros a nuestro alrededor que nos sostengan en aquellos momentos en que uno desfallece y carece de recursos propios para poder seguir adelante.

Creo pues que es feliz la persona que en la crisis experimenta la ayuda de Dios y el sostén de otros.


¿Quién sostiene tu vida en los momentos de dificultad?







He aquí, Dios es del que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida (Salmo 54:4)


Este salmo, como tantos otros escritos por David, nace de un momento de angustia en que tiene que afrontar situaciones difíciles y que le desbordan desde todos los ángulos y posibilidades. Delante de ello hace las afirmaciones que he reflejado en el versículo que encabeza este texto, su confianza en Dios y en aquellos que en las situaciones difíciles están sosteniendo su vida.

Pienso que todos nosotros tenemos o tendremos que pasar por situaciones que se caracterizan por la incapacidad de tener el control; experimentar ese sentimiento de que las cosas van más allá de nuestras fuerzas y posibilidades; que somos como marionetas a merced de las circunstancias. Es terrible experimentar esa sensación de falta de control. El salmista ofrece dos consejos y apunta hacia dos cosas que son básicas e importantes en situaciones como las descritas. La primera, tener la seguridad que Dios nos ayuda; reconociendo que hay en ocasiones que no lo parece, que hay momentos en que uno diría que ni siquiera está presente pero, sin duda, en fe, afirmamos que está y ayuda. La segunda, la importancia de otros a nuestro alrededor que nos sostengan en aquellos momentos en que uno desfallece y carece de recursos propios para poder seguir adelante.

Creo pues que es feliz la persona que en la crisis experimenta la ayuda de Dios y el sostén de otros.


¿Quién sostiene tu vida en los momentos de dificultad?







He aquí, Dios es del que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida (Salmo 54:4)


Este salmo, como tantos otros escritos por David, nace de un momento de angustia en que tiene que afrontar situaciones difíciles y que le desbordan desde todos los ángulos y posibilidades. Delante de ello hace las afirmaciones que he reflejado en el versículo que encabeza este texto, su confianza en Dios y en aquellos que en las situaciones difíciles están sosteniendo su vida.

Pienso que todos nosotros tenemos o tendremos que pasar por situaciones que se caracterizan por la incapacidad de tener el control; experimentar ese sentimiento de que las cosas van más allá de nuestras fuerzas y posibilidades; que somos como marionetas a merced de las circunstancias. Es terrible experimentar esa sensación de falta de control. El salmista ofrece dos consejos y apunta hacia dos cosas que son básicas e importantes en situaciones como las descritas. La primera, tener la seguridad que Dios nos ayuda; reconociendo que hay en ocasiones que no lo parece, que hay momentos en que uno diría que ni siquiera está presente pero, sin duda, en fe, afirmamos que está y ayuda. La segunda, la importancia de otros a nuestro alrededor que nos sostengan en aquellos momentos en que uno desfallece y carece de recursos propios para poder seguir adelante.

Creo pues que es feliz la persona que en la crisis experimenta la ayuda de Dios y el sostén de otros.


¿Quién sostiene tu vida en los momentos de dificultad?