La salvación viene del Señor (Salmo 3:9)


David escribió este salmo cuando estaba huyendo de su hijo Absalón que dio un golpe de estado y tomó el poder. David tuvo que ir, literalmente, con lo puesto, de forma apresurada e ignominiosa. Las multitudes que días antes le habían aclamado ahora se volvían contra él; en un abrir y cerrar de ojos sus circunstancias habían cambiado y del poder había caído al exilio. Su reflexión sobre la vida no es teórica, nace y surge de vivir una realidad de abatimiento, de perder el control sobre las circunstancias, de estar a la desesperada. Es en medio de todo esto que afirma que la salvación viene del Señor; esa es su fe, su creencia, su confianza y, supongo, también su esperanza. 

En mi propia vida han habido situaciones en que, salvando las distancias, he sentido como David que perdía el control sobre las circunstancias y me veía sometido a las mismas. Recuerdo experiencias en las que no parecía que hubiera salida y, consecuentemente, ni esperanza ni futuro. Pero también, al mirar retrospectivamente veo que la salvación vino del Señor, de formas y maneras que yo nunca hubiera pensado ni visualizado, pero vino de Él. Necesito hacerme esta reflexión porque estoy seguro, muy seguro, que en el futuro vendrán días donde este tipo de circunstancias y situaciones volverán a repetirse -es la dinámica de la vida- y necesitaré volver a pensar de dónde ha de venir la salvación, hacia dónde he de mirar en busca de esperanza y respuestas; no quiero equivocarme poniendo mi esperanza y mis expectativas en el lugar o la persona equivocada porque la salvación viene del Señor.


¿Cómo responderías a la pregunta de dónde viene tu salvación? ¿Qué evidencias has visto en el pasado de esa realidad?



La salvación viene del Señor (Salmo 3:9)


David escribió este salmo cuando estaba huyendo de su hijo Absalón que dio un golpe de estado y tomó el poder. David tuvo que ir, literalmente, con lo puesto, de forma apresurada e ignominiosa. Las multitudes que días antes le habían aclamado ahora se volvían contra él; en un abrir y cerrar de ojos sus circunstancias habían cambiado y del poder había caído al exilio. Su reflexión sobre la vida no es teórica, nace y surge de vivir una realidad de abatimiento, de perder el control sobre las circunstancias, de estar a la desesperada. Es en medio de todo esto que afirma que la salvación viene del Señor; esa es su fe, su creencia, su confianza y, supongo, también su esperanza. 

En mi propia vida han habido situaciones en que, salvando las distancias, he sentido como David que perdía el control sobre las circunstancias y me veía sometido a las mismas. Recuerdo experiencias en las que no parecía que hubiera salida y, consecuentemente, ni esperanza ni futuro. Pero también, al mirar retrospectivamente veo que la salvación vino del Señor, de formas y maneras que yo nunca hubiera pensado ni visualizado, pero vino de Él. Necesito hacerme esta reflexión porque estoy seguro, muy seguro, que en el futuro vendrán días donde este tipo de circunstancias y situaciones volverán a repetirse -es la dinámica de la vida- y necesitaré volver a pensar de dónde ha de venir la salvación, hacia dónde he de mirar en busca de esperanza y respuestas; no quiero equivocarme poniendo mi esperanza y mis expectativas en el lugar o la persona equivocada porque la salvación viene del Señor.


¿Cómo responderías a la pregunta de dónde viene tu salvación? ¿Qué evidencias has visto en el pasado de esa realidad?