Le has concedido lo que desea su corazón, no les has negado lo que pedían sus labios. (Salmo 21:3)


Hoy he reproducido el versículo usando la versión latinoamericana "La Biblia de nuestro pueblo". Siempre uso varias versiones para comparar y esta ha sido la que mejor expresaba, en mi opinión, la idea clave del salmo. Las palabras de David me han llevado a pensar ¿Qué es aquello que desea mi corazón? Si tuviera que escoger una única cosa ¿Cuál sería? No ha sido difícil encontrar la respuesta; es algo que ha estado presente en mí durante muchos años, décadas incluso, y lo cierto es que a día de hoy todavía no puedo exclamar lo que afirma en este salmo David, todavía no he visto lo que desea mi corazón, lo que piden mis labios. Pero tengo lo que yo llamo, una espera confiada. Cuando uno no tiene control sobre los acontecimientos lo único que puede hacer es esperar; sin embargo hay muchas maneras de hacerlo. Yo he optado por la espera que descansa en la confianza. La espera que no genera ansiedad. La espera que desea sorprenderse en cómo Dios arreglará y otorgará aquello que parece total y absolutamente imposible desde mi perspectiva.

Hay una invitación de parte del salmista para todos los que somos seguidores de Jesús. Una llamada a mirar dentro de nuestros corazones y preguntarnos qué deseos albergan, cuáles son las cosas verdaderamente importantes para nosotros. Siguiendo la lógica bíblica  ver lo que deseamos nos revelará mucha información sobre nosotros mismos, nuestros valores, nuestras prioridades. Si Dios nos dijera: "pídeme una cosa, cualquier que sea, pero solamente una" ¿Qué saldría de nuestros labios?


¿Qué desea tu corazón? ¿Cómo responderías a esa hipotética pregunta de Jesús?





Le has concedido lo que desea su corazón, no les has negado lo que pedían sus labios. (Salmo 21:3)


Hoy he reproducido el versículo usando la versión latinoamericana "La Biblia de nuestro pueblo". Siempre uso varias versiones para comparar y esta ha sido la que mejor expresaba, en mi opinión, la idea clave del salmo. Las palabras de David me han llevado a pensar ¿Qué es aquello que desea mi corazón? Si tuviera que escoger una única cosa ¿Cuál sería? No ha sido difícil encontrar la respuesta; es algo que ha estado presente en mí durante muchos años, décadas incluso, y lo cierto es que a día de hoy todavía no puedo exclamar lo que afirma en este salmo David, todavía no he visto lo que desea mi corazón, lo que piden mis labios. Pero tengo lo que yo llamo, una espera confiada. Cuando uno no tiene control sobre los acontecimientos lo único que puede hacer es esperar; sin embargo hay muchas maneras de hacerlo. Yo he optado por la espera que descansa en la confianza. La espera que no genera ansiedad. La espera que desea sorprenderse en cómo Dios arreglará y otorgará aquello que parece total y absolutamente imposible desde mi perspectiva.

Hay una invitación de parte del salmista para todos los que somos seguidores de Jesús. Una llamada a mirar dentro de nuestros corazones y preguntarnos qué deseos albergan, cuáles son las cosas verdaderamente importantes para nosotros. Siguiendo la lógica bíblica  ver lo que deseamos nos revelará mucha información sobre nosotros mismos, nuestros valores, nuestras prioridades. Si Dios nos dijera: "pídeme una cosa, cualquier que sea, pero solamente una" ¿Qué saldría de nuestros labios?


¿Qué desea tu corazón? ¿Cómo responderías a esa hipotética pregunta de Jesús?





Le has concedido lo que desea su corazón, no les has negado lo que pedían sus labios. (Salmo 21:3)


Hoy he reproducido el versículo usando la versión latinoamericana "La Biblia de nuestro pueblo". Siempre uso varias versiones para comparar y esta ha sido la que mejor expresaba, en mi opinión, la idea clave del salmo. Las palabras de David me han llevado a pensar ¿Qué es aquello que desea mi corazón? Si tuviera que escoger una única cosa ¿Cuál sería? No ha sido difícil encontrar la respuesta; es algo que ha estado presente en mí durante muchos años, décadas incluso, y lo cierto es que a día de hoy todavía no puedo exclamar lo que afirma en este salmo David, todavía no he visto lo que desea mi corazón, lo que piden mis labios. Pero tengo lo que yo llamo, una espera confiada. Cuando uno no tiene control sobre los acontecimientos lo único que puede hacer es esperar; sin embargo hay muchas maneras de hacerlo. Yo he optado por la espera que descansa en la confianza. La espera que no genera ansiedad. La espera que desea sorprenderse en cómo Dios arreglará y otorgará aquello que parece total y absolutamente imposible desde mi perspectiva.

Hay una invitación de parte del salmista para todos los que somos seguidores de Jesús. Una llamada a mirar dentro de nuestros corazones y preguntarnos qué deseos albergan, cuáles son las cosas verdaderamente importantes para nosotros. Siguiendo la lógica bíblica  ver lo que deseamos nos revelará mucha información sobre nosotros mismos, nuestros valores, nuestras prioridades. Si Dios nos dijera: "pídeme una cosa, cualquier que sea, pero solamente una" ¿Qué saldría de nuestros labios?


¿Qué desea tu corazón? ¿Cómo responderías a esa hipotética pregunta de Jesús?