Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. (Proverbios 16:32)


La tarea más difícil y desafiante para un líder es liderarse a sí mismo; porque cómo podrá liderar a otros aquel que no sabe dirigirse el mismo. Cómo podrá guiar a otros aquel que no sabe a dónde va. Será, tal y como afirma la Escritura, un ciego guiando a otros ciegos; ambos caerán irremediablemente en el hoyo. Por tanto, el reto más importante para alguien en una posición de liderazgo y, especialmente,  cristiano, es su propio liderazgo personal. Aprender a tener control y dirección de su propio proyecto vital. 

He comprobado con tristeza que muchos líderes carecen de un plan estratégico para sus propias vidas. Simplemente van viviendo, van haciendo y confunden el activismo con la actividad. Numerosos líderes, bien sea por falta de herramientas o falta de motivación, no han invertido tiempo en clarificar cuál es su misión, cuál es su visión a corto y medio plazo, cuáles son sus valores y en qué medida están alineados con los bíblicos o son simplemente culturales. Finalmente, no han identificado ni determinado cuáles son sus roles. Eso no quiere decir que no estén llenos e incluso saturados de actividades y que no hagan muchas cosas; pero todo ello carece de un marco de referencia que les de sentido, propósito y dirección. Hay un viejo dicho que afirma: "el que no sabe a dónde va, cualquier camino le sirve". Por eso la Escritura afirma la importancia del liderazgo de la propia persona. La prueba de fuego, el test final de todo líder es su capacidad para ejercer el auto liderazgo, porque, honestamente, es mucho más fácil dirigir a otros que dirigirse a uno mismo. 


¿Hacia dónde va tu vida? ¿Dónde deseas estar dentro de tres años? ¿Qué tipo de persona deseas ser?



Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. (Proverbios 16:32)


La tarea más difícil y desafiante para un líder es liderarse a sí mismo; porque cómo podrá liderar a otros aquel que no sabe dirigirse el mismo. Cómo podrá guiar a otros aquel que no sabe a dónde va. Será, tal y como afirma la Escritura, un ciego guiando a otros ciegos; ambos caerán irremediablemente en el hoyo. Por tanto, el reto más importante para alguien en una posición de liderazgo y, especialmente,  cristiano, es su propio liderazgo personal. Aprender a tener control y dirección de su propio proyecto vital. 

He comprobado con tristeza que muchos líderes carecen de un plan estratégico para sus propias vidas. Simplemente van viviendo, van haciendo y confunden el activismo con la actividad. Numerosos líderes, bien sea por falta de herramientas o falta de motivación, no han invertido tiempo en clarificar cuál es su misión, cuál es su visión a corto y medio plazo, cuáles son sus valores y en qué medida están alineados con los bíblicos o son simplemente culturales. Finalmente, no han identificado ni determinado cuáles son sus roles. Eso no quiere decir que no estén llenos e incluso saturados de actividades y que no hagan muchas cosas; pero todo ello carece de un marco de referencia que les de sentido, propósito y dirección. Hay un viejo dicho que afirma: "el que no sabe a dónde va, cualquier camino le sirve". Por eso la Escritura afirma la importancia del liderazgo de la propia persona. La prueba de fuego, el test final de todo líder es su capacidad para ejercer el auto liderazgo, porque, honestamente, es mucho más fácil dirigir a otros que dirigirse a uno mismo. 


¿Hacia dónde va tu vida? ¿Dónde deseas estar dentro de tres años? ¿Qué tipo de persona deseas ser?



Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. (Proverbios 16:32)


La tarea más difícil y desafiante para un líder es liderarse a sí mismo; porque cómo podrá liderar a otros aquel que no sabe dirigirse el mismo. Cómo podrá guiar a otros aquel que no sabe a dónde va. Será, tal y como afirma la Escritura, un ciego guiando a otros ciegos; ambos caerán irremediablemente en el hoyo. Por tanto, el reto más importante para alguien en una posición de liderazgo y, especialmente,  cristiano, es su propio liderazgo personal. Aprender a tener control y dirección de su propio proyecto vital. 

He comprobado con tristeza que muchos líderes carecen de un plan estratégico para sus propias vidas. Simplemente van viviendo, van haciendo y confunden el activismo con la actividad. Numerosos líderes, bien sea por falta de herramientas o falta de motivación, no han invertido tiempo en clarificar cuál es su misión, cuál es su visión a corto y medio plazo, cuáles son sus valores y en qué medida están alineados con los bíblicos o son simplemente culturales. Finalmente, no han identificado ni determinado cuáles son sus roles. Eso no quiere decir que no estén llenos e incluso saturados de actividades y que no hagan muchas cosas; pero todo ello carece de un marco de referencia que les de sentido, propósito y dirección. Hay un viejo dicho que afirma: "el que no sabe a dónde va, cualquier camino le sirve". Por eso la Escritura afirma la importancia del liderazgo de la propia persona. La prueba de fuego, el test final de todo líder es su capacidad para ejercer el auto liderazgo, porque, honestamente, es mucho más fácil dirigir a otros que dirigirse a uno mismo. 


¿Hacia dónde va tu vida? ¿Dónde deseas estar dentro de tres años? ¿Qué tipo de persona deseas ser?