Vosotros, los ricos, llorad y gemid a la lista de las calamidades que se os van a echar encima. Vuestra riqueza está podrida; vuestros vestidos están apolillados. Hasta vuestro oro y vuestra plata están siendo presa del óxido que testimoniará contra vosotros y devorará vuestros cuerpos como fuego ¿Para qué amontonáis riquezas ahora que el tiempo se acaba? (Santiago 5:1-3)


La Biblia no condena las riquezas, pero ciertamente habla del peligro que las mismas suponen. Jesús les dice a los ricos que en ellas tienen su consuelo. Nos indica la inutilidad de ganar todo el mundo y perder el alma. Pablo nos dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males. Las Escrituras una y otra vez nos advierten sobre la tentación de construir nuestra identidad y nuestra seguridad en lo material y no en el Señor; es decir, mi dignidad y mi valía como persona se basa en lo que poseo, no en que soy hijo del Dios que ha creado el universo. Mi seguridad, mi estabilidad, mi paz mental, proviene de lo que tengo, que me permite vivir seguro y confiado. 

Santiago habla en este breve pasaje de las tres grandes fuentes de riqueza de la antigüedad: el grano, los vestidos y los metales preciosos. Con un lenguaje muy vívido describe como las tres cosas se degradarán y con ellas nuestra seguridad y dignidad. Santiago nos habla, no de la inutilidad de estas cosas, sino de colocar, como ya indiqué anteriormente, seguridad e identidad en las mismas.


¿Sobre qué colocas tu identidad y seguridad?




Vosotros, los ricos, llorad y gemid a la lista de las calamidades que se os van a echar encima. Vuestra riqueza está podrida; vuestros vestidos están apolillados. Hasta vuestro oro y vuestra plata están siendo presa del óxido que testimoniará contra vosotros y devorará vuestros cuerpos como fuego ¿Para qué amontonáis riquezas ahora que el tiempo se acaba? (Santiago 5:1-3)


La Biblia no condena las riquezas, pero ciertamente habla del peligro que las mismas suponen. Jesús les dice a los ricos que en ellas tienen su consuelo. Nos indica la inutilidad de ganar todo el mundo y perder el alma. Pablo nos dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males. Las Escrituras una y otra vez nos advierten sobre la tentación de construir nuestra identidad y nuestra seguridad en lo material y no en el Señor; es decir, mi dignidad y mi valía como persona se basa en lo que poseo, no en que soy hijo del Dios que ha creado el universo. Mi seguridad, mi estabilidad, mi paz mental, proviene de lo que tengo, que me permite vivir seguro y confiado. 

Santiago habla en este breve pasaje de las tres grandes fuentes de riqueza de la antigüedad: el grano, los vestidos y los metales preciosos. Con un lenguaje muy vívido describe como las tres cosas se degradarán y con ellas nuestra seguridad y dignidad. Santiago nos habla, no de la inutilidad de estas cosas, sino de colocar, como ya indiqué anteriormente, seguridad e identidad en las mismas.


¿Sobre qué colocas tu identidad y seguridad?




Vosotros, los ricos, llorad y gemid a la lista de las calamidades que se os van a echar encima. Vuestra riqueza está podrida; vuestros vestidos están apolillados. Hasta vuestro oro y vuestra plata están siendo presa del óxido que testimoniará contra vosotros y devorará vuestros cuerpos como fuego ¿Para qué amontonáis riquezas ahora que el tiempo se acaba? (Santiago 5:1-3)


La Biblia no condena las riquezas, pero ciertamente habla del peligro que las mismas suponen. Jesús les dice a los ricos que en ellas tienen su consuelo. Nos indica la inutilidad de ganar todo el mundo y perder el alma. Pablo nos dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males. Las Escrituras una y otra vez nos advierten sobre la tentación de construir nuestra identidad y nuestra seguridad en lo material y no en el Señor; es decir, mi dignidad y mi valía como persona se basa en lo que poseo, no en que soy hijo del Dios que ha creado el universo. Mi seguridad, mi estabilidad, mi paz mental, proviene de lo que tengo, que me permite vivir seguro y confiado. 

Santiago habla en este breve pasaje de las tres grandes fuentes de riqueza de la antigüedad: el grano, los vestidos y los metales preciosos. Con un lenguaje muy vívido describe como las tres cosas se degradarán y con ellas nuestra seguridad y dignidad. Santiago nos habla, no de la inutilidad de estas cosas, sino de colocar, como ya indiqué anteriormente, seguridad e identidad en las mismas.


¿Sobre qué colocas tu identidad y seguridad?