El reino de los cielos puede compararse a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo; luego, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo. (Mateo 13:44)


El poder de las parábolas reside en su capacidad de generar poderosas imágenes mentales en los oyentes; apelan a realidades que las personas vivían y con facilidad podían hacer una conexión espiritual. Encontrar un tesoro en las tierras que habitó Jesús no era tan descabellado como a nosotros, que tenemos entidades bancarias, nos puede parecer. La tierra de Israel fue lugar de paso y conflicto de los principales imperios mundiales. Egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos se disputaron una y otra vez esas  tierras. Los saqueos de la población local eran constantes y, a menudo, enterrar los bienes era la única manera de protegerlos de la rapiña de los diferentes ejércitos. Existían incluso usos y costumbres acerca de la propiedad de los tesoros encontrados al excavar. Por tanto, los oyentes de Jesús podían entender lo que el Maestro decía. ¿Qué estarías dispuesto a hacer si encontrarás un tesoro?

La parábola nos dice que aquel hombre que halló el tesoro estaba dispuesto a todo para conseguirlo. Para él era tan importante que lleno de alegría invirtió todo lo que tenía para comprar el terreno y hacerse con la propiedad del hallazgo. Para mí no es difícil encontrar eco de otras palabras de Jesús en esta historia: "Donde esté tu tesoro allá estará tu corazón". O del apóstol Pablo: "Todo lo considero basura por el privilegio de conocer a Cristo". 

La aplicación es fácil de ver ¿Cuán valioso en la práctica es el Reino de Dios para mí? Ahora no estoy hablando de la iglesia local; me estoy refiriendo al propósito universal del Señor de restaurar todas las cosas, incluida la humanidad, al estado previo a la gran catástrofe universal que supuso el pecado, la rebelión del ser humano contra Dios y su autoridad, evento que ha causado el tipo de mundo en que vivimos y el tipo de personas que somos. ¿Cuál es el tesoro de mi vida? Es fácil detectarlo mirando hacia dónde va mi tiempo, mis energías, mis esfuerzos, mis anhelos, mis ansiedades, mis desvelos. La realidad no engaña; a pesar de su crudeza siempre es nuestra amiga porque nos enfrenta con lo que somos y aceptarla es el primer y necesario paso para cualquier cambio. 


¿Dónde está tu auténtico tesoro? ¿Qué te enseña sobre ti mismo la respuesta que has dado?



El reino de los cielos puede compararse a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo; luego, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo. (Mateo 13:44)


El poder de las parábolas reside en su capacidad de generar poderosas imágenes mentales en los oyentes; apelan a realidades que las personas vivían y con facilidad podían hacer una conexión espiritual. Encontrar un tesoro en las tierras que habitó Jesús no era tan descabellado como a nosotros, que tenemos entidades bancarias, nos puede parecer. La tierra de Israel fue lugar de paso y conflicto de los principales imperios mundiales. Egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos se disputaron una y otra vez esas  tierras. Los saqueos de la población local eran constantes y, a menudo, enterrar los bienes era la única manera de protegerlos de la rapiña de los diferentes ejércitos. Existían incluso usos y costumbres acerca de la propiedad de los tesoros encontrados al excavar. Por tanto, los oyentes de Jesús podían entender lo que el Maestro decía. ¿Qué estarías dispuesto a hacer si encontrarás un tesoro?

La parábola nos dice que aquel hombre que halló el tesoro estaba dispuesto a todo para conseguirlo. Para él era tan importante que lleno de alegría invirtió todo lo que tenía para comprar el terreno y hacerse con la propiedad del hallazgo. Para mí no es difícil encontrar eco de otras palabras de Jesús en esta historia: "Donde esté tu tesoro allá estará tu corazón". O del apóstol Pablo: "Todo lo considero basura por el privilegio de conocer a Cristo". 

La aplicación es fácil de ver ¿Cuán valioso en la práctica es el Reino de Dios para mí? Ahora no estoy hablando de la iglesia local; me estoy refiriendo al propósito universal del Señor de restaurar todas las cosas, incluida la humanidad, al estado previo a la gran catástrofe universal que supuso el pecado, la rebelión del ser humano contra Dios y su autoridad, evento que ha causado el tipo de mundo en que vivimos y el tipo de personas que somos. ¿Cuál es el tesoro de mi vida? Es fácil detectarlo mirando hacia dónde va mi tiempo, mis energías, mis esfuerzos, mis anhelos, mis ansiedades, mis desvelos. La realidad no engaña; a pesar de su crudeza siempre es nuestra amiga porque nos enfrenta con lo que somos y aceptarla es el primer y necesario paso para cualquier cambio. 


¿Dónde está tu auténtico tesoro? ¿Qué te enseña sobre ti mismo la respuesta que has dado?



El reino de los cielos puede compararse a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo; luego, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo. (Mateo 13:44)


El poder de las parábolas reside en su capacidad de generar poderosas imágenes mentales en los oyentes; apelan a realidades que las personas vivían y con facilidad podían hacer una conexión espiritual. Encontrar un tesoro en las tierras que habitó Jesús no era tan descabellado como a nosotros, que tenemos entidades bancarias, nos puede parecer. La tierra de Israel fue lugar de paso y conflicto de los principales imperios mundiales. Egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos se disputaron una y otra vez esas  tierras. Los saqueos de la población local eran constantes y, a menudo, enterrar los bienes era la única manera de protegerlos de la rapiña de los diferentes ejércitos. Existían incluso usos y costumbres acerca de la propiedad de los tesoros encontrados al excavar. Por tanto, los oyentes de Jesús podían entender lo que el Maestro decía. ¿Qué estarías dispuesto a hacer si encontrarás un tesoro?

La parábola nos dice que aquel hombre que halló el tesoro estaba dispuesto a todo para conseguirlo. Para él era tan importante que lleno de alegría invirtió todo lo que tenía para comprar el terreno y hacerse con la propiedad del hallazgo. Para mí no es difícil encontrar eco de otras palabras de Jesús en esta historia: "Donde esté tu tesoro allá estará tu corazón". O del apóstol Pablo: "Todo lo considero basura por el privilegio de conocer a Cristo". 

La aplicación es fácil de ver ¿Cuán valioso en la práctica es el Reino de Dios para mí? Ahora no estoy hablando de la iglesia local; me estoy refiriendo al propósito universal del Señor de restaurar todas las cosas, incluida la humanidad, al estado previo a la gran catástrofe universal que supuso el pecado, la rebelión del ser humano contra Dios y su autoridad, evento que ha causado el tipo de mundo en que vivimos y el tipo de personas que somos. ¿Cuál es el tesoro de mi vida? Es fácil detectarlo mirando hacia dónde va mi tiempo, mis energías, mis esfuerzos, mis anhelos, mis ansiedades, mis desvelos. La realidad no engaña; a pesar de su crudeza siempre es nuestra amiga porque nos enfrenta con lo que somos y aceptarla es el primer y necesario paso para cualquier cambio. 


¿Dónde está tu auténtico tesoro? ¿Qué te enseña sobre ti mismo la respuesta que has dado?