Como vimos, cuando hablamos de la voluntad de Dios nos referimos, en primer lugar, a su voluntad soberana; es decir, nada sucede en el universo sin su consentimiento. En segundo lugar, cuando hablamos de su voluntad, y es importante distinguir entre ambas, nos estamos refiriendo a su voluntad moral. Por voluntad moral entendemos aquello que el Señor nos ha revelado en su Palabra acerca de lo que es correcto e incorrecto, bueno y malo, pecado y santo, acorde con su carácter o en contradicción con el mismo. Por poner una ilustración, pensemos por un momento en una cancha de fútbol y en el reglamento de la FIFA. Sabemos que podemos jugar dentro del espacio que delimita el campo, las líneas, las bandas. También, por medio del manual de juego, sabemos que ciertas jugadas no están permitidas y que de ser observadas por el árbitro serían anuladas o seríamos sancionados. 

No resulta, por tanto, tan difícil conocer cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas; cuanto más conozcamos su Palabra, más fácil nos será discernir qué desea el Señor de nosotros y qué espera de nuestro comportamiento y nuestra vida. Por eso, entre otras razones, es tan importante el conocimiento y la aplicación de la Biblia; ella nos marca los límites y nos orienta acerca de cómo hemos de comportarnos en nuestra vida de cada día. Podría afirmar de forma categórica que siempre que estes dentro de los límites -figurados- del campo de fútbol puedes estar totalmente tranquilo y confiado de estar dentro de los límites de la voluntad moral del Señor ¡sin ninguna duda!  Puedes ir a la izquierda o a la derecha según te convenga o te sea más favorable. Puedes trotar hacia aquí o hacia allá. Recuerda, siempre que no salgas de los límites y te muevas siguiendo el reglamento estás alineado y dentro de la voluntad moral del Señor.

Mañana me gustaría explicar dos casos típicos que forman parte de las leyendas evangélicas y que crean enormes problemas a muchos cristianos, con quién me casaré y qué trabajo debo aceptar. ¡Cuántos quebraderos de cabeza han creado estas decisiones por no tener claridad acerca de cuál es la voluntad moral del Señor!

En resumen, cuando hablamos de la voluntad de Dios hablamos, en primer lugar de su voluntad soberana, en segundo lugar, de su voluntad moral. No las confundas.








Como vimos, cuando hablamos de la voluntad de Dios nos referimos, en primer lugar, a su voluntad soberana; es decir, nada sucede en el universo sin su consentimiento. En segundo lugar, cuando hablamos de su voluntad, y es importante distinguir entre ambas, nos estamos refiriendo a su voluntad moral. Por voluntad moral entendemos aquello que el Señor nos ha revelado en su Palabra acerca de lo que es correcto e incorrecto, bueno y malo, pecado y santo, acorde con su carácter o en contradicción con el mismo. Por poner una ilustración, pensemos por un momento en una cancha de fútbol y en el reglamento de la FIFA. Sabemos que podemos jugar dentro del espacio que delimita el campo, las líneas, las bandas. También, por medio del manual de juego, sabemos que ciertas jugadas no están permitidas y que de ser observadas por el árbitro serían anuladas o seríamos sancionados. 

No resulta, por tanto, tan difícil conocer cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas; cuanto más conozcamos su Palabra, más fácil nos será discernir qué desea el Señor de nosotros y qué espera de nuestro comportamiento y nuestra vida. Por eso, entre otras razones, es tan importante el conocimiento y la aplicación de la Biblia; ella nos marca los límites y nos orienta acerca de cómo hemos de comportarnos en nuestra vida de cada día. Podría afirmar de forma categórica que siempre que estes dentro de los límites -figurados- del campo de fútbol puedes estar totalmente tranquilo y confiado de estar dentro de los límites de la voluntad moral del Señor ¡sin ninguna duda!  Puedes ir a la izquierda o a la derecha según te convenga o te sea más favorable. Puedes trotar hacia aquí o hacia allá. Recuerda, siempre que no salgas de los límites y te muevas siguiendo el reglamento estás alineado y dentro de la voluntad moral del Señor.

Mañana me gustaría explicar dos casos típicos que forman parte de las leyendas evangélicas y que crean enormes problemas a muchos cristianos, con quién me casaré y qué trabajo debo aceptar. ¡Cuántos quebraderos de cabeza han creado estas decisiones por no tener claridad acerca de cuál es la voluntad moral del Señor!

En resumen, cuando hablamos de la voluntad de Dios hablamos, en primer lugar de su voluntad soberana, en segundo lugar, de su voluntad moral. No las confundas.








Como vimos, cuando hablamos de la voluntad de Dios nos referimos, en primer lugar, a su voluntad soberana; es decir, nada sucede en el universo sin su consentimiento. En segundo lugar, cuando hablamos de su voluntad, y es importante distinguir entre ambas, nos estamos refiriendo a su voluntad moral. Por voluntad moral entendemos aquello que el Señor nos ha revelado en su Palabra acerca de lo que es correcto e incorrecto, bueno y malo, pecado y santo, acorde con su carácter o en contradicción con el mismo. Por poner una ilustración, pensemos por un momento en una cancha de fútbol y en el reglamento de la FIFA. Sabemos que podemos jugar dentro del espacio que delimita el campo, las líneas, las bandas. También, por medio del manual de juego, sabemos que ciertas jugadas no están permitidas y que de ser observadas por el árbitro serían anuladas o seríamos sancionados. 

No resulta, por tanto, tan difícil conocer cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas; cuanto más conozcamos su Palabra, más fácil nos será discernir qué desea el Señor de nosotros y qué espera de nuestro comportamiento y nuestra vida. Por eso, entre otras razones, es tan importante el conocimiento y la aplicación de la Biblia; ella nos marca los límites y nos orienta acerca de cómo hemos de comportarnos en nuestra vida de cada día. Podría afirmar de forma categórica que siempre que estes dentro de los límites -figurados- del campo de fútbol puedes estar totalmente tranquilo y confiado de estar dentro de los límites de la voluntad moral del Señor ¡sin ninguna duda!  Puedes ir a la izquierda o a la derecha según te convenga o te sea más favorable. Puedes trotar hacia aquí o hacia allá. Recuerda, siempre que no salgas de los límites y te muevas siguiendo el reglamento estás alineado y dentro de la voluntad moral del Señor.

Mañana me gustaría explicar dos casos típicos que forman parte de las leyendas evangélicas y que crean enormes problemas a muchos cristianos, con quién me casaré y qué trabajo debo aceptar. ¡Cuántos quebraderos de cabeza han creado estas decisiones por no tener claridad acerca de cuál es la voluntad moral del Señor!

En resumen, cuando hablamos de la voluntad de Dios hablamos, en primer lugar de su voluntad soberana, en segundo lugar, de su voluntad moral. No las confundas.