La mujer casada está ligada a su esposo mientras éste vive, pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea un creyente. (1 Corintios 7:39)


Como indicaba en otras entradas, la voluntad moral de Dios nos provee un marco de referencia dentro del cual nos podemos mover con total y absoluta libertad. Mientras estás dentro de ese marco puedes escoger libremente, apoyado por la Palabra y el Espíritu Santo que, tal y como nos enseñó Jesús, nos guiará a toda la verdad y nos enseñará todas las cosas. Visto de este modo no existe una opción correcta pensada por el Señor desde antes de la fundación del mundo que convierte en inválidas todas las demás. No existe la angustia y la ansiedad de equivocarse al escoger porque no existe una única opción que honre a Dios convirtiendo en erróneas el resto de las posibilidades. Vuelvo a insistir, uno, asistido por el Espíritu y la Palabra se orienta para tomar las decisiones más adecuadas dentro del marco de la voluntad moral del Padre.

Tomemos un ejemplo que forma parte de la mitología evangélica, con quién me casaré. Desde la perspectiva tradicional el Señor tiene pensada una pareja para cada persona, el hombre o la mujer de tu vida. Uno debe de discernir cuál es esa persona. Debe estar seguro que se encuentra dentro del plan del Señor, porque nadie quiere hacer la elección equivocada y salirse de la voluntad de Dios con todo lo negativo que eso puede implicar. Muchas personas han elegido su compañer@ de vida bajo ese paradigma, muchas siguen usándolo para escoger su pareja y otros, aunque no lo hayan usado, lo tienen instalado como software por defecto, es un programa residente. 

Pero no existe ninguna base bíblica que sustente la idea de que Dios tiene la pareja perfecta para cada persona. Si vemos el pasaje del apóstol Pablo, citado al comienzo de esta entrada, veremos que, precisamente, habla de todo lo contrario. El apóstol tenía en este pasaje la oportunidad de oro para apuntalar, afirmar, defender esa idea de la pareja perfecta para cada persona. Pablo habría podido escribir el pasaje de la siguiente manera: La mujer casada está ligada a su esposo mientras éste vive, pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con aquella persona que el Señor, en su soberanía y sabiduría, tenga preparada para ella. Podría haberlo escrito así pero, no lo hizo, nos enseñó que el proceso de tomar decisiones con respecto a la voluntad de Dios es diferente. Pablo afirma con rotundidad que puede casarse con quien quiera -libertad de elección total- siempre que sea un creyente -marco de la voluntad de Dios-. 

Pablo, de esta manera, destruye una creencia que no por popular es bíblica. Pablo enfatiza la libertad del ser humano en el contexto de la voluntad moral de Dios y la tremenda paz que eso supone. Además, esto mismo podemos aplicarlo a muchos otros ámbitos de la vida, el trabajo, las relaciones, las inversiones, etc., etc.  Claro que la libertad implica responsabilidad para elegir y pone sobre nosotros el peso de conocer bien la voluntad moral de Dios para asegurarnos que no nos estamos ubicando fuera de la misma.


¿De qué modo práctico puede ayudarte esta comprensión de la voluntad moral de Dios?










La mujer casada está ligada a su esposo mientras éste vive, pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea un creyente. (1 Corintios 7:39)


Como indicaba en otras entradas, la voluntad moral de Dios nos provee un marco de referencia dentro del cual nos podemos mover con total y absoluta libertad. Mientras estás dentro de ese marco puedes escoger libremente, apoyado por la Palabra y el Espíritu Santo que, tal y como nos enseñó Jesús, nos guiará a toda la verdad y nos enseñará todas las cosas. Visto de este modo no existe una opción correcta pensada por el Señor desde antes de la fundación del mundo que convierte en inválidas todas las demás. No existe la angustia y la ansiedad de equivocarse al escoger porque no existe una única opción que honre a Dios convirtiendo en erróneas el resto de las posibilidades. Vuelvo a insistir, uno, asistido por el Espíritu y la Palabra se orienta para tomar las decisiones más adecuadas dentro del marco de la voluntad moral del Padre.

Tomemos un ejemplo que forma parte de la mitología evangélica, con quién me casaré. Desde la perspectiva tradicional el Señor tiene pensada una pareja para cada persona, el hombre o la mujer de tu vida. Uno debe de discernir cuál es esa persona. Debe estar seguro que se encuentra dentro del plan del Señor, porque nadie quiere hacer la elección equivocada y salirse de la voluntad de Dios con todo lo negativo que eso puede implicar. Muchas personas han elegido su compañer@ de vida bajo ese paradigma, muchas siguen usándolo para escoger su pareja y otros, aunque no lo hayan usado, lo tienen instalado como software por defecto, es un programa residente. 

Pero no existe ninguna base bíblica que sustente la idea de que Dios tiene la pareja perfecta para cada persona. Si vemos el pasaje del apóstol Pablo, citado al comienzo de esta entrada, veremos que, precisamente, habla de todo lo contrario. El apóstol tenía en este pasaje la oportunidad de oro para apuntalar, afirmar, defender esa idea de la pareja perfecta para cada persona. Pablo habría podido escribir el pasaje de la siguiente manera: La mujer casada está ligada a su esposo mientras éste vive, pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con aquella persona que el Señor, en su soberanía y sabiduría, tenga preparada para ella. Podría haberlo escrito así pero, no lo hizo, nos enseñó que el proceso de tomar decisiones con respecto a la voluntad de Dios es diferente. Pablo afirma con rotundidad que puede casarse con quien quiera -libertad de elección total- siempre que sea un creyente -marco de la voluntad de Dios-. 

Pablo, de esta manera, destruye una creencia que no por popular es bíblica. Pablo enfatiza la libertad del ser humano en el contexto de la voluntad moral de Dios y la tremenda paz que eso supone. Además, esto mismo podemos aplicarlo a muchos otros ámbitos de la vida, el trabajo, las relaciones, las inversiones, etc., etc.  Claro que la libertad implica responsabilidad para elegir y pone sobre nosotros el peso de conocer bien la voluntad moral de Dios para asegurarnos que no nos estamos ubicando fuera de la misma.


¿De qué modo práctico puede ayudarte esta comprensión de la voluntad moral de Dios?










La mujer casada está ligada a su esposo mientras éste vive, pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea un creyente. (1 Corintios 7:39)


Como indicaba en otras entradas, la voluntad moral de Dios nos provee un marco de referencia dentro del cual nos podemos mover con total y absoluta libertad. Mientras estás dentro de ese marco puedes escoger libremente, apoyado por la Palabra y el Espíritu Santo que, tal y como nos enseñó Jesús, nos guiará a toda la verdad y nos enseñará todas las cosas. Visto de este modo no existe una opción correcta pensada por el Señor desde antes de la fundación del mundo que convierte en inválidas todas las demás. No existe la angustia y la ansiedad de equivocarse al escoger porque no existe una única opción que honre a Dios convirtiendo en erróneas el resto de las posibilidades. Vuelvo a insistir, uno, asistido por el Espíritu y la Palabra se orienta para tomar las decisiones más adecuadas dentro del marco de la voluntad moral del Padre.

Tomemos un ejemplo que forma parte de la mitología evangélica, con quién me casaré. Desde la perspectiva tradicional el Señor tiene pensada una pareja para cada persona, el hombre o la mujer de tu vida. Uno debe de discernir cuál es esa persona. Debe estar seguro que se encuentra dentro del plan del Señor, porque nadie quiere hacer la elección equivocada y salirse de la voluntad de Dios con todo lo negativo que eso puede implicar. Muchas personas han elegido su compañer@ de vida bajo ese paradigma, muchas siguen usándolo para escoger su pareja y otros, aunque no lo hayan usado, lo tienen instalado como software por defecto, es un programa residente. 

Pero no existe ninguna base bíblica que sustente la idea de que Dios tiene la pareja perfecta para cada persona. Si vemos el pasaje del apóstol Pablo, citado al comienzo de esta entrada, veremos que, precisamente, habla de todo lo contrario. El apóstol tenía en este pasaje la oportunidad de oro para apuntalar, afirmar, defender esa idea de la pareja perfecta para cada persona. Pablo habría podido escribir el pasaje de la siguiente manera: La mujer casada está ligada a su esposo mientras éste vive, pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con aquella persona que el Señor, en su soberanía y sabiduría, tenga preparada para ella. Podría haberlo escrito así pero, no lo hizo, nos enseñó que el proceso de tomar decisiones con respecto a la voluntad de Dios es diferente. Pablo afirma con rotundidad que puede casarse con quien quiera -libertad de elección total- siempre que sea un creyente -marco de la voluntad de Dios-. 

Pablo, de esta manera, destruye una creencia que no por popular es bíblica. Pablo enfatiza la libertad del ser humano en el contexto de la voluntad moral de Dios y la tremenda paz que eso supone. Además, esto mismo podemos aplicarlo a muchos otros ámbitos de la vida, el trabajo, las relaciones, las inversiones, etc., etc.  Claro que la libertad implica responsabilidad para elegir y pone sobre nosotros el peso de conocer bien la voluntad moral de Dios para asegurarnos que no nos estamos ubicando fuera de la misma.


¿De qué modo práctico puede ayudarte esta comprensión de la voluntad moral de Dios?