Pues yo te aseguro que solo el que nazca de nuevo podrá alcanzar el reino de Dios. (Juan 3:3)


Los estudiosos bíblicos nos indican que la palabra que hemos traducido como "nuevo" tiene en el original griego una gran riqueza de significado. De hecho, entre otras cosas, quiere decir, desde el principio, por completo, radicalmente. Cuando pensamos en nacer viene a nuestra mente el comienzo de una nueva vida. En breve, si Dios lo permite, seré abuelo y, consecuentemente, tendré el privilegio de observar el nacimiento y posteriormente el desarrolla de una nueva persona. Jesús le está indicando a Nicodemo que para poder formar parte del reino de Dios es preciso un cambio, total, radical; un nuevo comienzo desde el principio. Ese cambio es tan profundo, tan desde la raíz que sólo puede ser descrito como nacer nuevamente.

Pero tal vez es preciso un poco más de contexto para entenderlo mejor. Nosotros fuimos creados a la imagen de Dios, sin embargo, el pecado ha desdibujado esa imagen. Nosotros, he insistido en muchas ocasiones, no somos los seres humanos que Dios tuvo en mente en el momento de la creación; somos el resultado del pecado, una caricatura del diseño original del Señor, un proyecto fallido y abortado a consecuencia de nuestro deseo de apartarnos de Él. Somos una humanidad que no pudo ser y eso requirió la intervención de Dios en la historia humana por medio de su encarnación en la persona de Jesús.

Leer la conversación de Jesús con Nicodemo a la luz de las enseñanzas de Pablo en Romanos 5 del 12 al 21 nos puede ayudar a entender el concepto de nacer de nuevo. Allí el apóstol habla de que Jesús es el primero de una nueva humanidad, un nuevo Adán. El Maestro viene para hacer posible esa humanidad que fue imposible. Pablo indica en otros pasajes que Jesús es el prototipo, el primero, el hermano mayor de una nueva creación. Cristo, en definitiva, ha venido para crear un hombre nuevo que cuando lo miramos a Él podemos entender cómo será. De hecho, otro apóstol, Juan, habla de que algún día seremos semejantes a Jesús, tal y como Él es. 

Por tanto, lo que Jesús le está diciendo a Nicodemo es que del mismo modo que nacimos físicamente para entrar en esta vida que ahora desarrollamos, hemos de experimentar un cambio drástico y radical para poder entrar en esa nueva humanidad que Cristo ha venido a inaugurar. Sin ese nuevo nacimiento, ese cambio radical, es imposible pasar a formar parte de la nueva humanidad. Ese nuevo nacimiento nos concede el ADN de Jesús para que su vida se desarrolle con el tiempo plenamente en nosotros. Es por eso que Pedro afirma en su segunda carta que somos participantes de la naturaleza divina. 


Si has nacido de nuevo cada día deberías ser más similar a Jesús ya que llevas su ADN ¿Cuán evidente es esto en ti?






Pues yo te aseguro que solo el que nazca de nuevo podrá alcanzar el reino de Dios. (Juan 3:3)


Los estudiosos bíblicos nos indican que la palabra que hemos traducido como "nuevo" tiene en el original griego una gran riqueza de significado. De hecho, entre otras cosas, quiere decir, desde el principio, por completo, radicalmente. Cuando pensamos en nacer viene a nuestra mente el comienzo de una nueva vida. En breve, si Dios lo permite, seré abuelo y, consecuentemente, tendré el privilegio de observar el nacimiento y posteriormente el desarrolla de una nueva persona. Jesús le está indicando a Nicodemo que para poder formar parte del reino de Dios es preciso un cambio, total, radical; un nuevo comienzo desde el principio. Ese cambio es tan profundo, tan desde la raíz que sólo puede ser descrito como nacer nuevamente.

Pero tal vez es preciso un poco más de contexto para entenderlo mejor. Nosotros fuimos creados a la imagen de Dios, sin embargo, el pecado ha desdibujado esa imagen. Nosotros, he insistido en muchas ocasiones, no somos los seres humanos que Dios tuvo en mente en el momento de la creación; somos el resultado del pecado, una caricatura del diseño original del Señor, un proyecto fallido y abortado a consecuencia de nuestro deseo de apartarnos de Él. Somos una humanidad que no pudo ser y eso requirió la intervención de Dios en la historia humana por medio de su encarnación en la persona de Jesús.

Leer la conversación de Jesús con Nicodemo a la luz de las enseñanzas de Pablo en Romanos 5 del 12 al 21 nos puede ayudar a entender el concepto de nacer de nuevo. Allí el apóstol habla de que Jesús es el primero de una nueva humanidad, un nuevo Adán. El Maestro viene para hacer posible esa humanidad que fue imposible. Pablo indica en otros pasajes que Jesús es el prototipo, el primero, el hermano mayor de una nueva creación. Cristo, en definitiva, ha venido para crear un hombre nuevo que cuando lo miramos a Él podemos entender cómo será. De hecho, otro apóstol, Juan, habla de que algún día seremos semejantes a Jesús, tal y como Él es. 

Por tanto, lo que Jesús le está diciendo a Nicodemo es que del mismo modo que nacimos físicamente para entrar en esta vida que ahora desarrollamos, hemos de experimentar un cambio drástico y radical para poder entrar en esa nueva humanidad que Cristo ha venido a inaugurar. Sin ese nuevo nacimiento, ese cambio radical, es imposible pasar a formar parte de la nueva humanidad. Ese nuevo nacimiento nos concede el ADN de Jesús para que su vida se desarrolle con el tiempo plenamente en nosotros. Es por eso que Pedro afirma en su segunda carta que somos participantes de la naturaleza divina. 


Si has nacido de nuevo cada día deberías ser más similar a Jesús ya que llevas su ADN ¿Cuán evidente es esto en ti?






Pues yo te aseguro que solo el que nazca de nuevo podrá alcanzar el reino de Dios. (Juan 3:3)


Los estudiosos bíblicos nos indican que la palabra que hemos traducido como "nuevo" tiene en el original griego una gran riqueza de significado. De hecho, entre otras cosas, quiere decir, desde el principio, por completo, radicalmente. Cuando pensamos en nacer viene a nuestra mente el comienzo de una nueva vida. En breve, si Dios lo permite, seré abuelo y, consecuentemente, tendré el privilegio de observar el nacimiento y posteriormente el desarrolla de una nueva persona. Jesús le está indicando a Nicodemo que para poder formar parte del reino de Dios es preciso un cambio, total, radical; un nuevo comienzo desde el principio. Ese cambio es tan profundo, tan desde la raíz que sólo puede ser descrito como nacer nuevamente.

Pero tal vez es preciso un poco más de contexto para entenderlo mejor. Nosotros fuimos creados a la imagen de Dios, sin embargo, el pecado ha desdibujado esa imagen. Nosotros, he insistido en muchas ocasiones, no somos los seres humanos que Dios tuvo en mente en el momento de la creación; somos el resultado del pecado, una caricatura del diseño original del Señor, un proyecto fallido y abortado a consecuencia de nuestro deseo de apartarnos de Él. Somos una humanidad que no pudo ser y eso requirió la intervención de Dios en la historia humana por medio de su encarnación en la persona de Jesús.

Leer la conversación de Jesús con Nicodemo a la luz de las enseñanzas de Pablo en Romanos 5 del 12 al 21 nos puede ayudar a entender el concepto de nacer de nuevo. Allí el apóstol habla de que Jesús es el primero de una nueva humanidad, un nuevo Adán. El Maestro viene para hacer posible esa humanidad que fue imposible. Pablo indica en otros pasajes que Jesús es el prototipo, el primero, el hermano mayor de una nueva creación. Cristo, en definitiva, ha venido para crear un hombre nuevo que cuando lo miramos a Él podemos entender cómo será. De hecho, otro apóstol, Juan, habla de que algún día seremos semejantes a Jesús, tal y como Él es. 

Por tanto, lo que Jesús le está diciendo a Nicodemo es que del mismo modo que nacimos físicamente para entrar en esta vida que ahora desarrollamos, hemos de experimentar un cambio drástico y radical para poder entrar en esa nueva humanidad que Cristo ha venido a inaugurar. Sin ese nuevo nacimiento, ese cambio radical, es imposible pasar a formar parte de la nueva humanidad. Ese nuevo nacimiento nos concede el ADN de Jesús para que su vida se desarrolle con el tiempo plenamente en nosotros. Es por eso que Pedro afirma en su segunda carta que somos participantes de la naturaleza divina. 


Si has nacido de nuevo cada día deberías ser más similar a Jesús ya que llevas su ADN ¿Cuán evidente es esto en ti?