Por último Jacob fue el padre de José, el marido de María. Y María fue la madre de Jesús, quien es el Mesías. (Mateo 1:16)


Sigo con la genealogía de Jesús. Hace tiempo que aprendí que nada es casual en las Escrituras, todo es intencional. De forma extraña -no es lo normal en una cultura patriarcal- aparecen varias mujeres en la saga del Maestro. Los hijos no vienen del aire, son engendrados por hombres y mujeres y, el relato evangélico, quiere darles un lugar en la historia de Jesús. 

Pero aún llama más la atención las mujeres que son mencionadas. De ellas, al menos tres -Tamar, Rahab y Rut- son extranjeras (es posible que Betsabé también lo fuera; al menos sabemos que estaba casada con un extranjero, Urías el hitita). Algunas de ellas son de dudosa reputación moral. El episodio de Tamar narrado en el libro de Génesis llama la atención a cualquier lector. De Rahab se indica con claridad que era una prostituta. Betsabé tuvo un asunto amoroso con el mismísimo rey David, adulteró con él, quedó embarazada y después todo se precipitó en el asesinato de Urías. Sobre María, una adolescente de Nazaret, tal vez debió de pesar la sospecha de que era una madre soltera.

Pero lo significativo de todo ello es que el Maestro no se avergüenza para nada de que formen parte de su familia, de su linaje, de los que le precedieron. Son mencionadas a propósito, con total intencionalidad y creo que todo ello apunta al carácter inclusivo del evangelio de Jesús, donde todo tipo de personas, mujeres, extranjeros y pecadores, no únicamente son bienvenidos, sino aceptados y redimidos. Jesús no se avergonzó de sus antepasadas. Tampoco se avergonzó durante su ministerio de relacionarse y vincular su credibilidad y reputación con el mismo genero de personas que aparecen en su genealogía,  extranjeros, prostitutas, todo tipo de pecadores y los excluidos del sistema social. Un buen ejemplo de cómo nosotros, la Iglesia, deberíamos proceder.


¿Cuál es tu actitud hacia personas como las mencionadas en este comentario?



Por último Jacob fue el padre de José, el marido de María. Y María fue la madre de Jesús, quien es el Mesías. (Mateo 1:16)


Sigo con la genealogía de Jesús. Hace tiempo que aprendí que nada es casual en las Escrituras, todo es intencional. De forma extraña -no es lo normal en una cultura patriarcal- aparecen varias mujeres en la saga del Maestro. Los hijos no vienen del aire, son engendrados por hombres y mujeres y, el relato evangélico, quiere darles un lugar en la historia de Jesús. 

Pero aún llama más la atención las mujeres que son mencionadas. De ellas, al menos tres -Tamar, Rahab y Rut- son extranjeras (es posible que Betsabé también lo fuera; al menos sabemos que estaba casada con un extranjero, Urías el hitita). Algunas de ellas son de dudosa reputación moral. El episodio de Tamar narrado en el libro de Génesis llama la atención a cualquier lector. De Rahab se indica con claridad que era una prostituta. Betsabé tuvo un asunto amoroso con el mismísimo rey David, adulteró con él, quedó embarazada y después todo se precipitó en el asesinato de Urías. Sobre María, una adolescente de Nazaret, tal vez debió de pesar la sospecha de que era una madre soltera.

Pero lo significativo de todo ello es que el Maestro no se avergüenza para nada de que formen parte de su familia, de su linaje, de los que le precedieron. Son mencionadas a propósito, con total intencionalidad y creo que todo ello apunta al carácter inclusivo del evangelio de Jesús, donde todo tipo de personas, mujeres, extranjeros y pecadores, no únicamente son bienvenidos, sino aceptados y redimidos. Jesús no se avergonzó de sus antepasadas. Tampoco se avergonzó durante su ministerio de relacionarse y vincular su credibilidad y reputación con el mismo genero de personas que aparecen en su genealogía,  extranjeros, prostitutas, todo tipo de pecadores y los excluidos del sistema social. Un buen ejemplo de cómo nosotros, la Iglesia, deberíamos proceder.


¿Cuál es tu actitud hacia personas como las mencionadas en este comentario?



Por último Jacob fue el padre de José, el marido de María. Y María fue la madre de Jesús, quien es el Mesías. (Mateo 1:16)


Sigo con la genealogía de Jesús. Hace tiempo que aprendí que nada es casual en las Escrituras, todo es intencional. De forma extraña -no es lo normal en una cultura patriarcal- aparecen varias mujeres en la saga del Maestro. Los hijos no vienen del aire, son engendrados por hombres y mujeres y, el relato evangélico, quiere darles un lugar en la historia de Jesús. 

Pero aún llama más la atención las mujeres que son mencionadas. De ellas, al menos tres -Tamar, Rahab y Rut- son extranjeras (es posible que Betsabé también lo fuera; al menos sabemos que estaba casada con un extranjero, Urías el hitita). Algunas de ellas son de dudosa reputación moral. El episodio de Tamar narrado en el libro de Génesis llama la atención a cualquier lector. De Rahab se indica con claridad que era una prostituta. Betsabé tuvo un asunto amoroso con el mismísimo rey David, adulteró con él, quedó embarazada y después todo se precipitó en el asesinato de Urías. Sobre María, una adolescente de Nazaret, tal vez debió de pesar la sospecha de que era una madre soltera.

Pero lo significativo de todo ello es que el Maestro no se avergüenza para nada de que formen parte de su familia, de su linaje, de los que le precedieron. Son mencionadas a propósito, con total intencionalidad y creo que todo ello apunta al carácter inclusivo del evangelio de Jesús, donde todo tipo de personas, mujeres, extranjeros y pecadores, no únicamente son bienvenidos, sino aceptados y redimidos. Jesús no se avergonzó de sus antepasadas. Tampoco se avergonzó durante su ministerio de relacionarse y vincular su credibilidad y reputación con el mismo genero de personas que aparecen en su genealogía,  extranjeros, prostitutas, todo tipo de pecadores y los excluidos del sistema social. Un buen ejemplo de cómo nosotros, la Iglesia, deberíamos proceder.


¿Cuál es tu actitud hacia personas como las mencionadas en este comentario?