Y una voz, proveniente del cielo, decía: — Este es mi Hijo amado en quien me complazco. (Mateo 3:17)

Este pasaje es la continuación del bautismo de Jesús y aprecio dos maneras diferentes de acercarse a él. En primer lugar es pensando acerca del significado de esas palabras que fueron pronunciadas por el Padre. Los estudiosos de la Biblia afirman que se trata de la combinación de dos citas del Antiguo Testamento con un significado claramente mesiánico. La primera de ellas sería el salmo 2:7; la segunda Isaías 42:1. Ambas marcan el carácter del ministerio de Jesús, el enviado del Padre para sufrir, un Mesías que liberaría a través del dolor y del sufrimiento. Si tal y como vimos en el pasaje del Jesús adolescente en el templo, allí tuvo conciencia de su especial identidad; podemos afirmar que aquí tomó conciencia de su singular misión y de la forma -a través del sufrimiento- como se llevaría a cabo.

La segunda manera de acercarse al pasaje es pensar en el significado que tiene para nosotros. Personalmente, me hace pensar en mi deseo de complacer al Padre y de no olvidar nunca que Él es mi primera y principal audiencia. La vida me ha enseñado lo difícil que es complacer a todos aquellos que están a tu alrededor. No es nada difícil defraudar a otros y sus expectativas, aunque no sea esta tu intención. Por eso, creo que ante todo hemos de tener la seguridad que el Señor aprueba nuestras motivaciones, actitudes, acciones, omisiones, pensamientos, etc. Estar seguros que por su gracia podemos escuchar en nuestras vidas la misma voz que escuchó Jesús, tú eres mi hijo amado en quien me complazco.


¿Qué dice la voz de Dios acerca de ti?


Y una voz, proveniente del cielo, decía: — Este es mi Hijo amado en quien me complazco. (Mateo 3:17)

Este pasaje es la continuación del bautismo de Jesús y aprecio dos maneras diferentes de acercarse a él. En primer lugar es pensando acerca del significado de esas palabras que fueron pronunciadas por el Padre. Los estudiosos de la Biblia afirman que se trata de la combinación de dos citas del Antiguo Testamento con un significado claramente mesiánico. La primera de ellas sería el salmo 2:7; la segunda Isaías 42:1. Ambas marcan el carácter del ministerio de Jesús, el enviado del Padre para sufrir, un Mesías que liberaría a través del dolor y del sufrimiento. Si tal y como vimos en el pasaje del Jesús adolescente en el templo, allí tuvo conciencia de su especial identidad; podemos afirmar que aquí tomó conciencia de su singular misión y de la forma -a través del sufrimiento- como se llevaría a cabo.

La segunda manera de acercarse al pasaje es pensar en el significado que tiene para nosotros. Personalmente, me hace pensar en mi deseo de complacer al Padre y de no olvidar nunca que Él es mi primera y principal audiencia. La vida me ha enseñado lo difícil que es complacer a todos aquellos que están a tu alrededor. No es nada difícil defraudar a otros y sus expectativas, aunque no sea esta tu intención. Por eso, creo que ante todo hemos de tener la seguridad que el Señor aprueba nuestras motivaciones, actitudes, acciones, omisiones, pensamientos, etc. Estar seguros que por su gracia podemos escuchar en nuestras vidas la misma voz que escuchó Jesús, tú eres mi hijo amado en quien me complazco.


¿Qué dice la voz de Dios acerca de ti?


Y una voz, proveniente del cielo, decía: — Este es mi Hijo amado en quien me complazco. (Mateo 3:17)

Este pasaje es la continuación del bautismo de Jesús y aprecio dos maneras diferentes de acercarse a él. En primer lugar es pensando acerca del significado de esas palabras que fueron pronunciadas por el Padre. Los estudiosos de la Biblia afirman que se trata de la combinación de dos citas del Antiguo Testamento con un significado claramente mesiánico. La primera de ellas sería el salmo 2:7; la segunda Isaías 42:1. Ambas marcan el carácter del ministerio de Jesús, el enviado del Padre para sufrir, un Mesías que liberaría a través del dolor y del sufrimiento. Si tal y como vimos en el pasaje del Jesús adolescente en el templo, allí tuvo conciencia de su especial identidad; podemos afirmar que aquí tomó conciencia de su singular misión y de la forma -a través del sufrimiento- como se llevaría a cabo.

La segunda manera de acercarse al pasaje es pensar en el significado que tiene para nosotros. Personalmente, me hace pensar en mi deseo de complacer al Padre y de no olvidar nunca que Él es mi primera y principal audiencia. La vida me ha enseñado lo difícil que es complacer a todos aquellos que están a tu alrededor. No es nada difícil defraudar a otros y sus expectativas, aunque no sea esta tu intención. Por eso, creo que ante todo hemos de tener la seguridad que el Señor aprueba nuestras motivaciones, actitudes, acciones, omisiones, pensamientos, etc. Estar seguros que por su gracia podemos escuchar en nuestras vidas la misma voz que escuchó Jesús, tú eres mi hijo amado en quien me complazco.


¿Qué dice la voz de Dios acerca de ti?