puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)


Jesús es la inspiración para continuar en la carrera. Nos da la fuerza, la motivación y el ejemplo para persistir a pesar del cansancio, las dificultades y los obstáculos. Cualquier carrera de fondo tiene siempre un altísimo componente mental. El cuerpo siempre puede ir más allá de lo que la mente piensa. La batalla -salvo en caso de lesión o un dolor físico real- siempre está en la mente, ésta se cansa mucho antes que las piernas. Jesús es a la vez nuestra inspiración y nuestra meta. Inspiración porque como dice el pasaje, Él mismo sufrió y persistió adelante a pesar de todo por el gozo puesto delante de Él. Siempre he pensado que ese gozo era verte a ti y a mí teniendo una relación personal con Él. Nuestra salvación le generó el gozo suficiente para persistir en la carrera. 

Meta porque un día, como dice el apóstol Juan, seremos tal y como Él es, llegaremos a ver que la imagen del Maestro se forma total y completamente en nosotros. Meta porque veremos que el Reino de Dios se hace realidad y su voluntad se hace en la tierra del mismo modo que es hecha de forma habitual en el cielo. Mientras seguimos la carrera y especialmente cuando llegan las dificultades, el cansancio, los obstáculos y las ganas de para o incluso abandonar, es el tiempo de poner los ojos en Jesús, no en las dificultades que nos rodean.


¿Dónde están puestos tus ojos?






puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)


Jesús es la inspiración para continuar en la carrera. Nos da la fuerza, la motivación y el ejemplo para persistir a pesar del cansancio, las dificultades y los obstáculos. Cualquier carrera de fondo tiene siempre un altísimo componente mental. El cuerpo siempre puede ir más allá de lo que la mente piensa. La batalla -salvo en caso de lesión o un dolor físico real- siempre está en la mente, ésta se cansa mucho antes que las piernas. Jesús es a la vez nuestra inspiración y nuestra meta. Inspiración porque como dice el pasaje, Él mismo sufrió y persistió adelante a pesar de todo por el gozo puesto delante de Él. Siempre he pensado que ese gozo era verte a ti y a mí teniendo una relación personal con Él. Nuestra salvación le generó el gozo suficiente para persistir en la carrera. 

Meta porque un día, como dice el apóstol Juan, seremos tal y como Él es, llegaremos a ver que la imagen del Maestro se forma total y completamente en nosotros. Meta porque veremos que el Reino de Dios se hace realidad y su voluntad se hace en la tierra del mismo modo que es hecha de forma habitual en el cielo. Mientras seguimos la carrera y especialmente cuando llegan las dificultades, el cansancio, los obstáculos y las ganas de para o incluso abandonar, es el tiempo de poner los ojos en Jesús, no en las dificultades que nos rodean.


¿Dónde están puestos tus ojos?






puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)


Jesús es la inspiración para continuar en la carrera. Nos da la fuerza, la motivación y el ejemplo para persistir a pesar del cansancio, las dificultades y los obstáculos. Cualquier carrera de fondo tiene siempre un altísimo componente mental. El cuerpo siempre puede ir más allá de lo que la mente piensa. La batalla -salvo en caso de lesión o un dolor físico real- siempre está en la mente, ésta se cansa mucho antes que las piernas. Jesús es a la vez nuestra inspiración y nuestra meta. Inspiración porque como dice el pasaje, Él mismo sufrió y persistió adelante a pesar de todo por el gozo puesto delante de Él. Siempre he pensado que ese gozo era verte a ti y a mí teniendo una relación personal con Él. Nuestra salvación le generó el gozo suficiente para persistir en la carrera. 

Meta porque un día, como dice el apóstol Juan, seremos tal y como Él es, llegaremos a ver que la imagen del Maestro se forma total y completamente en nosotros. Meta porque veremos que el Reino de Dios se hace realidad y su voluntad se hace en la tierra del mismo modo que es hecha de forma habitual en el cielo. Mientras seguimos la carrera y especialmente cuando llegan las dificultades, el cansancio, los obstáculos y las ganas de para o incluso abandonar, es el tiempo de poner los ojos en Jesús, no en las dificultades que nos rodean.


¿Dónde están puestos tus ojos?