Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. (Hebreos 12:1)


Cuando corrí la maratón (42 kilómetros) hay dos cosas que motivaron a continuar adelante. La primera, fue el público que a lo largo del recorrido te anima con sus gritos, aplausos y palabras. Creo que la imagen mental que nos quiere transmitir el escritor de Hebreos es muy potente; no corremos solos, todos los héroes de la fe que fueron mencionados en el capítulo anterior nos observan y nos animan con su ejemplo de dedicación, lucha y superación de todos los obstáculos que se pusieron por delante en su carrera ¡Siguieron por fe, como viendo al invisible!.

La segunda cosa que me ayuda fue un corredor que debía ser unos 20 años mayor que yo. Faltaban pocos kilómetros para llegar a la meta pero yo estaba mentalmente destrozado y con muchas ganas de dejarlo. La maratón, como muchas experiencias de resistencia, es más una cuestión mental que física. Le comenté a aquel hombre mayor mi situación y me dijo que de ninguna manera podía abandonar en aquel momento. Corrió los últimos seis kilómetros a mi lado, animándome, dándome conversación, bajando su ritmo para acompasarlo al mío; me acompañó hasta que ambos juntos entramos en la meta. Sin él no lo habría conseguido.

La moraleja del versículo. Que los héroes de la fe nos motiven y los mentores nos acompañen hasta la meta.


¿Quién es tu mentor?








Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. (Hebreos 12:1)


Cuando corrí la maratón (42 kilómetros) hay dos cosas que motivaron a continuar adelante. La primera, fue el público que a lo largo del recorrido te anima con sus gritos, aplausos y palabras. Creo que la imagen mental que nos quiere transmitir el escritor de Hebreos es muy potente; no corremos solos, todos los héroes de la fe que fueron mencionados en el capítulo anterior nos observan y nos animan con su ejemplo de dedicación, lucha y superación de todos los obstáculos que se pusieron por delante en su carrera ¡Siguieron por fe, como viendo al invisible!.

La segunda cosa que me ayuda fue un corredor que debía ser unos 20 años mayor que yo. Faltaban pocos kilómetros para llegar a la meta pero yo estaba mentalmente destrozado y con muchas ganas de dejarlo. La maratón, como muchas experiencias de resistencia, es más una cuestión mental que física. Le comenté a aquel hombre mayor mi situación y me dijo que de ninguna manera podía abandonar en aquel momento. Corrió los últimos seis kilómetros a mi lado, animándome, dándome conversación, bajando su ritmo para acompasarlo al mío; me acompañó hasta que ambos juntos entramos en la meta. Sin él no lo habría conseguido.

La moraleja del versículo. Que los héroes de la fe nos motiven y los mentores nos acompañen hasta la meta.


¿Quién es tu mentor?








Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. (Hebreos 12:1)


Cuando corrí la maratón (42 kilómetros) hay dos cosas que motivaron a continuar adelante. La primera, fue el público que a lo largo del recorrido te anima con sus gritos, aplausos y palabras. Creo que la imagen mental que nos quiere transmitir el escritor de Hebreos es muy potente; no corremos solos, todos los héroes de la fe que fueron mencionados en el capítulo anterior nos observan y nos animan con su ejemplo de dedicación, lucha y superación de todos los obstáculos que se pusieron por delante en su carrera ¡Siguieron por fe, como viendo al invisible!.

La segunda cosa que me ayuda fue un corredor que debía ser unos 20 años mayor que yo. Faltaban pocos kilómetros para llegar a la meta pero yo estaba mentalmente destrozado y con muchas ganas de dejarlo. La maratón, como muchas experiencias de resistencia, es más una cuestión mental que física. Le comenté a aquel hombre mayor mi situación y me dijo que de ninguna manera podía abandonar en aquel momento. Corrió los últimos seis kilómetros a mi lado, animándome, dándome conversación, bajando su ritmo para acompasarlo al mío; me acompañó hasta que ambos juntos entramos en la meta. Sin él no lo habría conseguido.

La moraleja del versículo. Que los héroes de la fe nos motiven y los mentores nos acompañen hasta la meta.


¿Quién es tu mentor?








Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. (Hebreos 12:1)


Cuando corrí la maratón (42 kilómetros) hay dos cosas que motivaron a continuar adelante. La primera, fue el público que a lo largo del recorrido te anima con sus gritos, aplausos y palabras. Creo que la imagen mental que nos quiere transmitir el escritor de Hebreos es muy potente; no corremos solos, todos los héroes de la fe que fueron mencionados en el capítulo anterior nos observan y nos animan con su ejemplo de dedicación, lucha y superación de todos los obstáculos que se pusieron por delante en su carrera ¡Siguieron por fe, como viendo al invisible!.

La segunda cosa que me ayuda fue un corredor que debía ser unos 20 años mayor que yo. Faltaban pocos kilómetros para llegar a la meta pero yo estaba mentalmente destrozado y con muchas ganas de dejarlo. La maratón, como muchas experiencias de resistencia, es más una cuestión mental que física. Le comenté a aquel hombre mayor mi situación y me dijo que de ninguna manera podía abandonar en aquel momento. Corrió los últimos seis kilómetros a mi lado, animándome, dándome conversación, bajando su ritmo para acompasarlo al mío; me acompañó hasta que ambos juntos entramos en la meta. Sin él no lo habría conseguido.

La moraleja del versículo. Que los héroes de la fe nos motiven y los mentores nos acompañen hasta la meta.


¿Quién es tu mentor?