Después dijo a José: — Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie más sabio y competente que tú.  Por eso, tú estarás al frente de mis asuntos, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solo el trono real estará por encima de ti. Y añadió: — Mira, te pongo al frente de todo el país de Egipto. (Génesis 41:39-41)

Dios vindicó a José y le colocó como dirigente de Egipto; sólo el faraón estaba por encima de él en rango y poder. José pasó de la cárcel al poder y el gobierno de una nación poderosa. Vindicar, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es: "Defendera quien se halla injuriadocalumniado injustamente notado". Ese era su caso. Fue injustamente tratado por sus hermanos, por su amo y por aquel que había sido beneficiado y bendecido por su vida, el copero. Sin embargo Dios no se había olvidado de José y, como indicaba un texto anterior de la Escritura, estaba con él incluso en su abandono en la prisión. Sin embargo, llegó el momento en que el Señor lo vindicaría y lo haría públicamente llegando a tener una increíble concentración de poder en Egipto. Imagino que José debió de ver cómo las diferentes piezas del rompecabezas iban encajando y cómo Dios había movido los hilos para que aquel momento de poder y vindicación fuera posible. Dios nunca olvida, nunca es insensible a dolor y sufrimiento de sus hijos.
Al leer este trozo de la historia de José me preguntaba ¿Significa eso que Dios siempre nos vindicará y hará relucir nuestra justicia? Honestamente, no puedo decir que así será en todo momento y en toda ocasión. Al observar con detenimiento la vida veo que muchos de mis hermanos seguidores de Jesús han sufrido, sufren y sufrirán de forma injusta. Veo, y es mi propia experiencia, que en ocasiones el Señor vindica y en otras no por razones que no llego a alcanzar. En cualquier caso Él no es indiferente, no olvida, ve lo que vivimos y experimentamos y continúa estando a nuestro lado y nos acompaña. Dios estuvo con José en el poder y lo estuvo en la cárcel. Lo acompañó en los momentos de miseria y en los momentos de gloria.
Mi reflexión es que el justo siempre debe descansar en la vindicación del Señor porque Él sabe y conoce. Es posible que la misma no llegue en vida y nuestra causa quede sin resolver ¡Seamos sinceros, eso puede pasar y pasa! pero sabemos que aunque sea en la eternidad seremos vindicados por Él y nuestra justicia y nuestra causa resplandecerá. Los seguidores de Jesús hemos de aprender más y más a vivir a la luz de la eternidad y no únicamente limitados por los pocos o muchos años que el Señor nos conceda aquí.

¿Hay causas en tu vida en las que necesitas vindicación? ¿Cómo puede ayudarte esta reflexión a afrontarlas?



Después dijo a José: — Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie más sabio y competente que tú.  Por eso, tú estarás al frente de mis asuntos, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solo el trono real estará por encima de ti. Y añadió: — Mira, te pongo al frente de todo el país de Egipto. (Génesis 41:39-41)

Dios vindicó a José y le colocó como dirigente de Egipto; sólo el faraón estaba por encima de él en rango y poder. José pasó de la cárcel al poder y el gobierno de una nación poderosa. Vindicar, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es: "Defendera quien se halla injuriadocalumniado injustamente notado". Ese era su caso. Fue injustamente tratado por sus hermanos, por su amo y por aquel que había sido beneficiado y bendecido por su vida, el copero. Sin embargo Dios no se había olvidado de José y, como indicaba un texto anterior de la Escritura, estaba con él incluso en su abandono en la prisión. Sin embargo, llegó el momento en que el Señor lo vindicaría y lo haría públicamente llegando a tener una increíble concentración de poder en Egipto. Imagino que José debió de ver cómo las diferentes piezas del rompecabezas iban encajando y cómo Dios había movido los hilos para que aquel momento de poder y vindicación fuera posible. Dios nunca olvida, nunca es insensible a dolor y sufrimiento de sus hijos.
Al leer este trozo de la historia de José me preguntaba ¿Significa eso que Dios siempre nos vindicará y hará relucir nuestra justicia? Honestamente, no puedo decir que así será en todo momento y en toda ocasión. Al observar con detenimiento la vida veo que muchos de mis hermanos seguidores de Jesús han sufrido, sufren y sufrirán de forma injusta. Veo, y es mi propia experiencia, que en ocasiones el Señor vindica y en otras no por razones que no llego a alcanzar. En cualquier caso Él no es indiferente, no olvida, ve lo que vivimos y experimentamos y continúa estando a nuestro lado y nos acompaña. Dios estuvo con José en el poder y lo estuvo en la cárcel. Lo acompañó en los momentos de miseria y en los momentos de gloria.
Mi reflexión es que el justo siempre debe descansar en la vindicación del Señor porque Él sabe y conoce. Es posible que la misma no llegue en vida y nuestra causa quede sin resolver ¡Seamos sinceros, eso puede pasar y pasa! pero sabemos que aunque sea en la eternidad seremos vindicados por Él y nuestra justicia y nuestra causa resplandecerá. Los seguidores de Jesús hemos de aprender más y más a vivir a la luz de la eternidad y no únicamente limitados por los pocos o muchos años que el Señor nos conceda aquí.

¿Hay causas en tu vida en las que necesitas vindicación? ¿Cómo puede ayudarte esta reflexión a afrontarlas?



Después dijo a José: — Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie más sabio y competente que tú.  Por eso, tú estarás al frente de mis asuntos, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solo el trono real estará por encima de ti. Y añadió: — Mira, te pongo al frente de todo el país de Egipto. (Génesis 41:39-41)

Dios vindicó a José y le colocó como dirigente de Egipto; sólo el faraón estaba por encima de él en rango y poder. José pasó de la cárcel al poder y el gobierno de una nación poderosa. Vindicar, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es: "Defendera quien se halla injuriadocalumniado injustamente notado". Ese era su caso. Fue injustamente tratado por sus hermanos, por su amo y por aquel que había sido beneficiado y bendecido por su vida, el copero. Sin embargo Dios no se había olvidado de José y, como indicaba un texto anterior de la Escritura, estaba con él incluso en su abandono en la prisión. Sin embargo, llegó el momento en que el Señor lo vindicaría y lo haría públicamente llegando a tener una increíble concentración de poder en Egipto. Imagino que José debió de ver cómo las diferentes piezas del rompecabezas iban encajando y cómo Dios había movido los hilos para que aquel momento de poder y vindicación fuera posible. Dios nunca olvida, nunca es insensible a dolor y sufrimiento de sus hijos.
Al leer este trozo de la historia de José me preguntaba ¿Significa eso que Dios siempre nos vindicará y hará relucir nuestra justicia? Honestamente, no puedo decir que así será en todo momento y en toda ocasión. Al observar con detenimiento la vida veo que muchos de mis hermanos seguidores de Jesús han sufrido, sufren y sufrirán de forma injusta. Veo, y es mi propia experiencia, que en ocasiones el Señor vindica y en otras no por razones que no llego a alcanzar. En cualquier caso Él no es indiferente, no olvida, ve lo que vivimos y experimentamos y continúa estando a nuestro lado y nos acompaña. Dios estuvo con José en el poder y lo estuvo en la cárcel. Lo acompañó en los momentos de miseria y en los momentos de gloria.
Mi reflexión es que el justo siempre debe descansar en la vindicación del Señor porque Él sabe y conoce. Es posible que la misma no llegue en vida y nuestra causa quede sin resolver ¡Seamos sinceros, eso puede pasar y pasa! pero sabemos que aunque sea en la eternidad seremos vindicados por Él y nuestra justicia y nuestra causa resplandecerá. Los seguidores de Jesús hemos de aprender más y más a vivir a la luz de la eternidad y no únicamente limitados por los pocos o muchos años que el Señor nos conceda aquí.

¿Hay causas en tu vida en las que necesitas vindicación? ¿Cómo puede ayudarte esta reflexión a afrontarlas?