Pero Isaías se atreve a más todavía.: Los que no me buscaban me encontraron; me manifesté a los que no preguntaban por mí. En cambio de Israel dice: Todo el día he tenido mis manos tendidas a un pueblo indócil y rebelde. (Romanos 10:20-21)


Pablo continua a lo largo de los capítulos diez y once de su carta hablando de la relación de Israel con el plan del Señor. Habló del deseo del pueblo de mantenerse en el cumplimiento de la ley para alcanzar la justificación de parte de Dios y su rechazo de la gracia del Señor otorgada a través de Jesús. Una de las consecuencias ha sido que nosotros, que estábamos al margen de ese pueblo nos hemos convertido en pueblo de Dios. Israel es calificado de indócil y rebelde, algo que parece ser parte del ADN del genero humano y que ya se manifestó con claridad en su travesía por el desierto.

Ahora bien ¿Qué pasa con nosotros? Nuevamente hemos de ver en la Palabra un aviso, un toque de atención sobre nuestra propia situación para asegurarnos que no vamos por los mismos derroteros que fue el pueblo judío, que no permitimos en nosotros la falta de docilidad y que somos conscientes cuando hay signos de rebeldía. Además, esto puede darse a dos niveles, individual y como comunidad. Es fácil leer sobre Israel y juzgarlo ignorando que tal vez nosotros, como pueblo evangélico, estemos padeciendo la misma sintomatología, y convencidos de tener la verdad estamos pasando por alto la mano tendida del Señor. Como más adelante explicará el apóstol, hay que ir con cuidado, pues de la misma manera que Israel se quedó al margen, así también podemos quedarnos nosotros.


¿Qué evidencias de indocilidad y rebeldía puedes ver en tu vida y en tu comunidad?


Pero Isaías se atreve a más todavía.: Los que no me buscaban me encontraron; me manifesté a los que no preguntaban por mí. En cambio de Israel dice: Todo el día he tenido mis manos tendidas a un pueblo indócil y rebelde. (Romanos 10:20-21)


Pablo continua a lo largo de los capítulos diez y once de su carta hablando de la relación de Israel con el plan del Señor. Habló del deseo del pueblo de mantenerse en el cumplimiento de la ley para alcanzar la justificación de parte de Dios y su rechazo de la gracia del Señor otorgada a través de Jesús. Una de las consecuencias ha sido que nosotros, que estábamos al margen de ese pueblo nos hemos convertido en pueblo de Dios. Israel es calificado de indócil y rebelde, algo que parece ser parte del ADN del genero humano y que ya se manifestó con claridad en su travesía por el desierto.

Ahora bien ¿Qué pasa con nosotros? Nuevamente hemos de ver en la Palabra un aviso, un toque de atención sobre nuestra propia situación para asegurarnos que no vamos por los mismos derroteros que fue el pueblo judío, que no permitimos en nosotros la falta de docilidad y que somos conscientes cuando hay signos de rebeldía. Además, esto puede darse a dos niveles, individual y como comunidad. Es fácil leer sobre Israel y juzgarlo ignorando que tal vez nosotros, como pueblo evangélico, estemos padeciendo la misma sintomatología, y convencidos de tener la verdad estamos pasando por alto la mano tendida del Señor. Como más adelante explicará el apóstol, hay que ir con cuidado, pues de la misma manera que Israel se quedó al margen, así también podemos quedarnos nosotros.


¿Qué evidencias de indocilidad y rebeldía puedes ver en tu vida y en tu comunidad?


Pero Isaías se atreve a más todavía.: Los que no me buscaban me encontraron; me manifesté a los que no preguntaban por mí. En cambio de Israel dice: Todo el día he tenido mis manos tendidas a un pueblo indócil y rebelde. (Romanos 10:20-21)


Pablo continua a lo largo de los capítulos diez y once de su carta hablando de la relación de Israel con el plan del Señor. Habló del deseo del pueblo de mantenerse en el cumplimiento de la ley para alcanzar la justificación de parte de Dios y su rechazo de la gracia del Señor otorgada a través de Jesús. Una de las consecuencias ha sido que nosotros, que estábamos al margen de ese pueblo nos hemos convertido en pueblo de Dios. Israel es calificado de indócil y rebelde, algo que parece ser parte del ADN del genero humano y que ya se manifestó con claridad en su travesía por el desierto.

Ahora bien ¿Qué pasa con nosotros? Nuevamente hemos de ver en la Palabra un aviso, un toque de atención sobre nuestra propia situación para asegurarnos que no vamos por los mismos derroteros que fue el pueblo judío, que no permitimos en nosotros la falta de docilidad y que somos conscientes cuando hay signos de rebeldía. Además, esto puede darse a dos niveles, individual y como comunidad. Es fácil leer sobre Israel y juzgarlo ignorando que tal vez nosotros, como pueblo evangélico, estemos padeciendo la misma sintomatología, y convencidos de tener la verdad estamos pasando por alto la mano tendida del Señor. Como más adelante explicará el apóstol, hay que ir con cuidado, pues de la misma manera que Israel se quedó al margen, así también podemos quedarnos nosotros.


¿Qué evidencias de indocilidad y rebeldía puedes ver en tu vida y en tu comunidad?