¡Gente infiel! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios' Por tanto, quien pretende tener al mundo por amigo se hace enemigo de Dios. Pues no dice en vano la Escritura: "Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros. (Santiago 4: 4 y 5)


En el Antiguo Testamento se habla repetidamente de la relación entre Dios y su pueblo como una relación de tipo matrimonial. Israel es, a menudo, representado como una esposa infiel que prefiere irse tras otros amantes, otros dioses que, en su opinión, cree que le darán mayor satisfacción. Esta metáfora pasó posteriormente al nuevo Testamento donde la Iglesia es considerada como la esposa de Cristo. Me ha sido de mucha bendición lo que afirma el estudioso bíblico William Barclay con respecto a esta relación. Al verla como una de tipo matrimonial, el pecado es concebido como una infidelidad, una falta contra el amor que debería de haber entre las dos partes. El pecado le duele al Señor porque es un atentado contra su amor y entrega por nosotros. A mí, personalmente, me hace bien el no percibir mi relación con Dios como algo meramente legal, un contrato que si rompo o transgredo me hace legalmente responsable. Para mí se trata de una confianza traicionada, un amor pisoteado, una fidelidad y unos votos no mantenidos.

Hoy en día, al menos en la sociedad occidental, los votos y compromisos matrimoniales no significan gran cosa. Se dicen de forma alegre, incluso frívola, como parte de la puesta en escena de todo matrimonio, sea civil o religioso. O no se entiende su significado o no se quiere entender. La palabra dada no significa nada y, si las cosas no van bien, o encuentro una relación que me gratifique más física y/o emocionalmente, me olvido de ellos sin ningún problema. Ese paradigma lo aplicamos también a nuestra relación personal con Dios. Si, hemos hecho nuestros votos y promesas con Él, pero no nos preocupa el tener de vez en cuando, o incluso de forma permanente, aventurillas con otros dioses.


¿Cómo describirías tu grado de fidelidad hacia Dios?






¡Gente infiel! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios' Por tanto, quien pretende tener al mundo por amigo se hace enemigo de Dios. Pues no dice en vano la Escritura: "Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros. (Santiago 4: 4 y 5)


En el Antiguo Testamento se habla repetidamente de la relación entre Dios y su pueblo como una relación de tipo matrimonial. Israel es, a menudo, representado como una esposa infiel que prefiere irse tras otros amantes, otros dioses que, en su opinión, cree que le darán mayor satisfacción. Esta metáfora pasó posteriormente al nuevo Testamento donde la Iglesia es considerada como la esposa de Cristo. Me ha sido de mucha bendición lo que afirma el estudioso bíblico William Barclay con respecto a esta relación. Al verla como una de tipo matrimonial, el pecado es concebido como una infidelidad, una falta contra el amor que debería de haber entre las dos partes. El pecado le duele al Señor porque es un atentado contra su amor y entrega por nosotros. A mí, personalmente, me hace bien el no percibir mi relación con Dios como algo meramente legal, un contrato que si rompo o transgredo me hace legalmente responsable. Para mí se trata de una confianza traicionada, un amor pisoteado, una fidelidad y unos votos no mantenidos.

Hoy en día, al menos en la sociedad occidental, los votos y compromisos matrimoniales no significan gran cosa. Se dicen de forma alegre, incluso frívola, como parte de la puesta en escena de todo matrimonio, sea civil o religioso. O no se entiende su significado o no se quiere entender. La palabra dada no significa nada y, si las cosas no van bien, o encuentro una relación que me gratifique más física y/o emocionalmente, me olvido de ellos sin ningún problema. Ese paradigma lo aplicamos también a nuestra relación personal con Dios. Si, hemos hecho nuestros votos y promesas con Él, pero no nos preocupa el tener de vez en cuando, o incluso de forma permanente, aventurillas con otros dioses.


¿Cómo describirías tu grado de fidelidad hacia Dios?






¡Gente infiel! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios' Por tanto, quien pretende tener al mundo por amigo se hace enemigo de Dios. Pues no dice en vano la Escritura: "Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros. (Santiago 4: 4 y 5)


En el Antiguo Testamento se habla repetidamente de la relación entre Dios y su pueblo como una relación de tipo matrimonial. Israel es, a menudo, representado como una esposa infiel que prefiere irse tras otros amantes, otros dioses que, en su opinión, cree que le darán mayor satisfacción. Esta metáfora pasó posteriormente al nuevo Testamento donde la Iglesia es considerada como la esposa de Cristo. Me ha sido de mucha bendición lo que afirma el estudioso bíblico William Barclay con respecto a esta relación. Al verla como una de tipo matrimonial, el pecado es concebido como una infidelidad, una falta contra el amor que debería de haber entre las dos partes. El pecado le duele al Señor porque es un atentado contra su amor y entrega por nosotros. A mí, personalmente, me hace bien el no percibir mi relación con Dios como algo meramente legal, un contrato que si rompo o transgredo me hace legalmente responsable. Para mí se trata de una confianza traicionada, un amor pisoteado, una fidelidad y unos votos no mantenidos.

Hoy en día, al menos en la sociedad occidental, los votos y compromisos matrimoniales no significan gran cosa. Se dicen de forma alegre, incluso frívola, como parte de la puesta en escena de todo matrimonio, sea civil o religioso. O no se entiende su significado o no se quiere entender. La palabra dada no significa nada y, si las cosas no van bien, o encuentro una relación que me gratifique más física y/o emocionalmente, me olvido de ellos sin ningún problema. Ese paradigma lo aplicamos también a nuestra relación personal con Dios. Si, hemos hecho nuestros votos y promesas con Él, pero no nos preocupa el tener de vez en cuando, o incluso de forma permanente, aventurillas con otros dioses.


¿Cómo describirías tu grado de fidelidad hacia Dios?