Dijo entonces Dios: -hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. (Génesis 1:26)


En mi modesta opinión, los tres primeros capítulos del libro de Génesis son imprescindibles para poder entender el mundo en que vivimos, la vida y a nosotros mismos. Aquí tenemos una primera afirmación de parte de Dios que está llena de implicaciones para cualquier ser humano y, especialmente, para los seguidores de Jesús.

Imago Dei es la expresión latina que indica que somos imagen de Dios. Hoy, cuando leía los versículos del primer capítulo del primer libro de la Biblia, han venido a mi mente algunas ideas importantes. La primera, que el Señor nos ha hecho a su imagen, signifique eso lo que signifique. La segunda, que el pecado, nuestro deseo de vivir al margen de Dios, de rebelarnos contra Él y su autoridad ha deteriorado esa imagen en nosotros. La tercera, que esa rebelión, no sólo nos ha afectado a nosotros, sino que ha afectado a toda la creación. La cuarta, que el propósito de la venida de Jesús es restaurar en nosotros esa imagen que el pecado ha corrompido. La quinta, es que nos unimos a Jesús en su trabajo restaurador del universo.

Me preocupa la pobreza del cristianismo que estamos desarrollando, donde todas esas verdades antes expuestas, están siendo olvidadas y nos estamos convirtiendo en máquinas religiosas que domingo tras domingo repetimos funciones religiosas desligadas, con mucha frecuencia, de ese plan histórico que Dios tiene para la humanidad.


Dijo entonces Dios: -hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. (Génesis 1:26)


En mi modesta opinión, los tres primeros capítulos del libro de Génesis son imprescindibles para poder entender el mundo en que vivimos, la vida y a nosotros mismos. Aquí tenemos una primera afirmación de parte de Dios que está llena de implicaciones para cualquier ser humano y, especialmente, para los seguidores de Jesús.

Imago Dei es la expresión latina que indica que somos imagen de Dios. Hoy, cuando leía los versículos del primer capítulo del primer libro de la Biblia, han venido a mi mente algunas ideas importantes. La primera, que el Señor nos ha hecho a su imagen, signifique eso lo que signifique. La segunda, que el pecado, nuestro deseo de vivir al margen de Dios, de rebelarnos contra Él y su autoridad ha deteriorado esa imagen en nosotros. La tercera, que esa rebelión, no sólo nos ha afectado a nosotros, sino que ha afectado a toda la creación. La cuarta, que el propósito de la venida de Jesús es restaurar en nosotros esa imagen que el pecado ha corrompido. La quinta, es que nos unimos a Jesús en su trabajo restaurador del universo.

Me preocupa la pobreza del cristianismo que estamos desarrollando, donde todas esas verdades antes expuestas, están siendo olvidadas y nos estamos convirtiendo en máquinas religiosas que domingo tras domingo repetimos funciones religiosas desligadas, con mucha frecuencia, de ese plan histórico que Dios tiene para la humanidad.


Dijo entonces Dios: -hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. (Génesis 1:26)


En mi modesta opinión, los tres primeros capítulos del libro de Génesis son imprescindibles para poder entender el mundo en que vivimos, la vida y a nosotros mismos. Aquí tenemos una primera afirmación de parte de Dios que está llena de implicaciones para cualquier ser humano y, especialmente, para los seguidores de Jesús.

Imago Dei es la expresión latina que indica que somos imagen de Dios. Hoy, cuando leía los versículos del primer capítulo del primer libro de la Biblia, han venido a mi mente algunas ideas importantes. La primera, que el Señor nos ha hecho a su imagen, signifique eso lo que signifique. La segunda, que el pecado, nuestro deseo de vivir al margen de Dios, de rebelarnos contra Él y su autoridad ha deteriorado esa imagen en nosotros. La tercera, que esa rebelión, no sólo nos ha afectado a nosotros, sino que ha afectado a toda la creación. La cuarta, que el propósito de la venida de Jesús es restaurar en nosotros esa imagen que el pecado ha corrompido. La quinta, es que nos unimos a Jesús en su trabajo restaurador del universo.

Me preocupa la pobreza del cristianismo que estamos desarrollando, donde todas esas verdades antes expuestas, están siendo olvidadas y nos estamos convirtiendo en máquinas religiosas que domingo tras domingo repetimos funciones religiosas desligadas, con mucha frecuencia, de ese plan histórico que Dios tiene para la humanidad.