Pero Jonás, queriendo eludir el mandato del Señor, decidió huir a Tarsis. Así que bajó hasta Jope, donde encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó en él rumbo a Tarsis, para alejarse del Señor. (Jonás 1: 3)


La Biblia está llena de arquetipos; es decir, modelos o patrones que reflejan situaciones universales. Jonás es un arquetipo de aquel que huye de la misión que Dios le ha encomendado. Rehusa la responsabilidad y no quiere unirse al Señor en su plan de bendecir a la humanidad. Tenía que dirigirse a Nínive, que estaba situada al noreste, sin embargo tomó un barco para irse hacia Tarsis, la actual Cádiz, justamente en el extremos opuesto del Mediterráneo, lo más alejado posible de donde debía de ir. Tarsis era en aquella época el confín del mundo conocido.

Jonás es, en cierto sentido, un arquetipo de todos nosotros cuando, en vez de asumir la misión de ser agentes de restauración y reconciliación, rehuimos el compromiso y la responsabilidad y nos evadimos de llevar a cabo nuestra tarea y unirnos al plan redentor de Jesús. No huimos físicamente pero lo hacemos emocionalmente, nos desconectamos del Señor, del prójimo y de sus necesidades. No nos embarcamos en un navío pero lo hacemos encerrándonos en nosotros mismos y nuestras necesidades, sin mirar en todo lo que hay a nuestro alrededor que, de parte de Dios, reclama nuestra atención.


¿Huyendo de la misión?


Pero Jonás, queriendo eludir el mandato del Señor, decidió huir a Tarsis. Así que bajó hasta Jope, donde encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó en él rumbo a Tarsis, para alejarse del Señor. (Jonás 1: 3)


La Biblia está llena de arquetipos; es decir, modelos o patrones que reflejan situaciones universales. Jonás es un arquetipo de aquel que huye de la misión que Dios le ha encomendado. Rehusa la responsabilidad y no quiere unirse al Señor en su plan de bendecir a la humanidad. Tenía que dirigirse a Nínive, que estaba situada al noreste, sin embargo tomó un barco para irse hacia Tarsis, la actual Cádiz, justamente en el extremos opuesto del Mediterráneo, lo más alejado posible de donde debía de ir. Tarsis era en aquella época el confín del mundo conocido.

Jonás es, en cierto sentido, un arquetipo de todos nosotros cuando, en vez de asumir la misión de ser agentes de restauración y reconciliación, rehuimos el compromiso y la responsabilidad y nos evadimos de llevar a cabo nuestra tarea y unirnos al plan redentor de Jesús. No huimos físicamente pero lo hacemos emocionalmente, nos desconectamos del Señor, del prójimo y de sus necesidades. No nos embarcamos en un navío pero lo hacemos encerrándonos en nosotros mismos y nuestras necesidades, sin mirar en todo lo que hay a nuestro alrededor que, de parte de Dios, reclama nuestra atención.


¿Huyendo de la misión?


Pero Jonás, queriendo eludir el mandato del Señor, decidió huir a Tarsis. Así que bajó hasta Jope, donde encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó en él rumbo a Tarsis, para alejarse del Señor. (Jonás 1: 3)


La Biblia está llena de arquetipos; es decir, modelos o patrones que reflejan situaciones universales. Jonás es un arquetipo de aquel que huye de la misión que Dios le ha encomendado. Rehusa la responsabilidad y no quiere unirse al Señor en su plan de bendecir a la humanidad. Tenía que dirigirse a Nínive, que estaba situada al noreste, sin embargo tomó un barco para irse hacia Tarsis, la actual Cádiz, justamente en el extremos opuesto del Mediterráneo, lo más alejado posible de donde debía de ir. Tarsis era en aquella época el confín del mundo conocido.

Jonás es, en cierto sentido, un arquetipo de todos nosotros cuando, en vez de asumir la misión de ser agentes de restauración y reconciliación, rehuimos el compromiso y la responsabilidad y nos evadimos de llevar a cabo nuestra tarea y unirnos al plan redentor de Jesús. No huimos físicamente pero lo hacemos emocionalmente, nos desconectamos del Señor, del prójimo y de sus necesidades. No nos embarcamos en un navío pero lo hacemos encerrándonos en nosotros mismos y nuestras necesidades, sin mirar en todo lo que hay a nuestro alrededor que, de parte de Dios, reclama nuestra atención.


¿Huyendo de la misión?