Estos casamientos les amargaron la vida a Isaac y Rebeca. (Génesis 26:35)


Hay un popular refrán que afirma: "año nuevo, vida nueva".  Pero, seamos honestos, la vida no va a cambiar. Las circunstancias continuarán siendo las mismas. Nosotros seguiremos siendo los mismos. A menos que nosotros cambiemos, que introduzcamos nuevas formas de pensar, actuar, relacionarnos y afrontar la realidad, nada va a ser diferente, todo quedará en buenos propósitos que, conforme vaya pasando el mes de enero, se irán desvaneciendo como un trozo de hielo puesto al sol.

Hoy no es mi intención hablar acerca del matrimonio; quisiera ir a la categoría superior a la que este pertenece, las relaciones. Las esposas que Esaú tomo para sí amargaron la vida de Isaac y su mujer Rebeca. Está claro que Esaú no supo asociarse con la gente correcta, se asoció con gente tóxica. Las personas tóxicas son aquellas que, no solamente no añaden valor positivo a nuestra vida, sino que, como indica la definición de toxicidad, pueden producir efectos perjudiciales sobre los seres vivos. Estas personas envenenan nuestras vidas con su forma de ser. Nos pueden envenenar a nivel intelectual, emocional y espiritual, por tanto, es mejor tenerlas, en la medida en que nos sea posible, lejos de nuestras vidas. Son personas que no aportan nada y nos drenan en las dimensiones antes mencionadas. 

Si queremos que este año sea diferente una de las cosas que podemos hacer es evaluar que tipo de relaciones tenemos. Quiénes son las personas que añaden toxicidad a nuestras vidas y qué podemos hacer para eliminar esa influencia y, al menos, reducirla en la medida en que nos sea posible. También, y esto puede ser más doloroso, debemos de plantearnos si nosotros mismos somos gente tóxica, personas que con nuestras relaciones envenenamos y dañamos a otros.  Aunque, habitualmente, el tóxico no se reconoce a sí mismo -salvo que se presente ante el Señor y Él le guié a ver su propia realidad- y rara vez admite la evaluación de otros. Tristemente, muy a menudo, ni siquiera de Dios.


¿Qué puedes hacer para eliminar o neutralizar en tu vida la influencia de gente tóxica? ¿Y si tú fueras tóxico?






Estos casamientos les amargaron la vida a Isaac y Rebeca. (Génesis 26:35)


Hay un popular refrán que afirma: "año nuevo, vida nueva".  Pero, seamos honestos, la vida no va a cambiar. Las circunstancias continuarán siendo las mismas. Nosotros seguiremos siendo los mismos. A menos que nosotros cambiemos, que introduzcamos nuevas formas de pensar, actuar, relacionarnos y afrontar la realidad, nada va a ser diferente, todo quedará en buenos propósitos que, conforme vaya pasando el mes de enero, se irán desvaneciendo como un trozo de hielo puesto al sol.

Hoy no es mi intención hablar acerca del matrimonio; quisiera ir a la categoría superior a la que este pertenece, las relaciones. Las esposas que Esaú tomo para sí amargaron la vida de Isaac y su mujer Rebeca. Está claro que Esaú no supo asociarse con la gente correcta, se asoció con gente tóxica. Las personas tóxicas son aquellas que, no solamente no añaden valor positivo a nuestra vida, sino que, como indica la definición de toxicidad, pueden producir efectos perjudiciales sobre los seres vivos. Estas personas envenenan nuestras vidas con su forma de ser. Nos pueden envenenar a nivel intelectual, emocional y espiritual, por tanto, es mejor tenerlas, en la medida en que nos sea posible, lejos de nuestras vidas. Son personas que no aportan nada y nos drenan en las dimensiones antes mencionadas. 

Si queremos que este año sea diferente una de las cosas que podemos hacer es evaluar que tipo de relaciones tenemos. Quiénes son las personas que añaden toxicidad a nuestras vidas y qué podemos hacer para eliminar esa influencia y, al menos, reducirla en la medida en que nos sea posible. También, y esto puede ser más doloroso, debemos de plantearnos si nosotros mismos somos gente tóxica, personas que con nuestras relaciones envenenamos y dañamos a otros.  Aunque, habitualmente, el tóxico no se reconoce a sí mismo -salvo que se presente ante el Señor y Él le guié a ver su propia realidad- y rara vez admite la evaluación de otros. Tristemente, muy a menudo, ni siquiera de Dios.


¿Qué puedes hacer para eliminar o neutralizar en tu vida la influencia de gente tóxica? ¿Y si tú fueras tóxico?






Estos casamientos les amargaron la vida a Isaac y Rebeca. (Génesis 26:35)


Hay un popular refrán que afirma: "año nuevo, vida nueva".  Pero, seamos honestos, la vida no va a cambiar. Las circunstancias continuarán siendo las mismas. Nosotros seguiremos siendo los mismos. A menos que nosotros cambiemos, que introduzcamos nuevas formas de pensar, actuar, relacionarnos y afrontar la realidad, nada va a ser diferente, todo quedará en buenos propósitos que, conforme vaya pasando el mes de enero, se irán desvaneciendo como un trozo de hielo puesto al sol.

Hoy no es mi intención hablar acerca del matrimonio; quisiera ir a la categoría superior a la que este pertenece, las relaciones. Las esposas que Esaú tomo para sí amargaron la vida de Isaac y su mujer Rebeca. Está claro que Esaú no supo asociarse con la gente correcta, se asoció con gente tóxica. Las personas tóxicas son aquellas que, no solamente no añaden valor positivo a nuestra vida, sino que, como indica la definición de toxicidad, pueden producir efectos perjudiciales sobre los seres vivos. Estas personas envenenan nuestras vidas con su forma de ser. Nos pueden envenenar a nivel intelectual, emocional y espiritual, por tanto, es mejor tenerlas, en la medida en que nos sea posible, lejos de nuestras vidas. Son personas que no aportan nada y nos drenan en las dimensiones antes mencionadas. 

Si queremos que este año sea diferente una de las cosas que podemos hacer es evaluar que tipo de relaciones tenemos. Quiénes son las personas que añaden toxicidad a nuestras vidas y qué podemos hacer para eliminar esa influencia y, al menos, reducirla en la medida en que nos sea posible. También, y esto puede ser más doloroso, debemos de plantearnos si nosotros mismos somos gente tóxica, personas que con nuestras relaciones envenenamos y dañamos a otros.  Aunque, habitualmente, el tóxico no se reconoce a sí mismo -salvo que se presente ante el Señor y Él le guié a ver su propia realidad- y rara vez admite la evaluación de otros. Tristemente, muy a menudo, ni siquiera de Dios.


¿Qué puedes hacer para eliminar o neutralizar en tu vida la influencia de gente tóxica? ¿Y si tú fueras tóxico?