Habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido, que es garantía de nuestra herencia. (Efesios 1:13-14)


El primer capítulo del libro de Efesios es una buena recopilación de todo lo que Dios ha hecho por y para nosotros en Cristo. Habla, entre otras cosas, de adopción como hijos del Señor y de nuestra herencia en Él. Ahora bien ¿Cómo podemos estar seguros de que todo aquello que se nos ha prometido se nos concederá? ¿Qué seguridad podemos tener del perdón de nuestros pecados y la vida eterna más allá de la Palabra dada por Dios en las Escrituras? Pues bien, el apóstol resuelve el problema indicándonos que el Señor, consciente de todo ello, nos ha dado una garantía, una paga y señal de que cumplirá todo aquello que ha prometido: su Espíritu Santo que habita en nosotros. Pablo nos enseña que es precisamente Él, el Espíritu, el que actúa como prenda que garantiza que todo aquello prometido se cumplirá y se llevará a cabo y, además, es ese mismo Espíritu quien produce en nosotros los cambios necesarios para que cada día nos podamos parecer más y más a Jesús el Maestro; claro, eso si permitimos su control sobre nuestras vidas.


¿Qué evidencias hay del trabajo del Espíritu Santo en tu vida?


Habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido, que es garantía de nuestra herencia. (Efesios 1:13-14)


El primer capítulo del libro de Efesios es una buena recopilación de todo lo que Dios ha hecho por y para nosotros en Cristo. Habla, entre otras cosas, de adopción como hijos del Señor y de nuestra herencia en Él. Ahora bien ¿Cómo podemos estar seguros de que todo aquello que se nos ha prometido se nos concederá? ¿Qué seguridad podemos tener del perdón de nuestros pecados y la vida eterna más allá de la Palabra dada por Dios en las Escrituras? Pues bien, el apóstol resuelve el problema indicándonos que el Señor, consciente de todo ello, nos ha dado una garantía, una paga y señal de que cumplirá todo aquello que ha prometido: su Espíritu Santo que habita en nosotros. Pablo nos enseña que es precisamente Él, el Espíritu, el que actúa como prenda que garantiza que todo aquello prometido se cumplirá y se llevará a cabo y, además, es ese mismo Espíritu quien produce en nosotros los cambios necesarios para que cada día nos podamos parecer más y más a Jesús el Maestro; claro, eso si permitimos su control sobre nuestras vidas.


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Habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido, que es garantía de nuestra herencia. (Efesios 1:13-14)


El primer capítulo del libro de Efesios es una buena recopilación de todo lo que Dios ha hecho por y para nosotros en Cristo. Habla, entre otras cosas, de adopción como hijos del Señor y de nuestra herencia en Él. Ahora bien ¿Cómo podemos estar seguros de que todo aquello que se nos ha prometido se nos concederá? ¿Qué seguridad podemos tener del perdón de nuestros pecados y la vida eterna más allá de la Palabra dada por Dios en las Escrituras? Pues bien, el apóstol resuelve el problema indicándonos que el Señor, consciente de todo ello, nos ha dado una garantía, una paga y señal de que cumplirá todo aquello que ha prometido: su Espíritu Santo que habita en nosotros. Pablo nos enseña que es precisamente Él, el Espíritu, el que actúa como prenda que garantiza que todo aquello prometido se cumplirá y se llevará a cabo y, además, es ese mismo Espíritu quien produce en nosotros los cambios necesarios para que cada día nos podamos parecer más y más a Jesús el Maestro; claro, eso si permitimos su control sobre nuestras vidas.


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