Quien dice: "Yo amo a Dios", pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no es capaz de amar al hermano a quien ve? En fin , este mandamiento nos dejó Cristo: que quien ama a Dios ame también a su hermano. (1 Juan 4:20-21)


Si alguna vez te ha pasado, es duro que alguien te diga en tu propia cara que eres simple y llanamente un mentiroso, así de claro y así de duro. Digamos que no es un lenguaje políticamente muy correcto y menos en el ámbito de la iglesia que, salvo en las reuniones administrativas, donde suele haber incontinencia verbal, todos tratamos de ser sutiles a la hora de relacionarnos. Pero Juan no se anda por las ramas y declara con contundencia que aquel que afirma amar a Dios y tiene malas relaciones con su hermano es un M E N T I R O S O. Se puede decir más alto pero no más claro. Si creemos que la Biblia es la Palabra inspirada del Señor estas afirmaciones nos han de llevar a un claro proceso de evaluación acerca de cómo vivimos y qué vamos a hacer con lo que esa reflexión, hecha a la luz del Espíritu Santo, nos esté mostrando. Una vez hemos de afirmar que en términos bíblicos el amor a Dios se mide en la intensidad con que amamos a los hermanos. 


¿De 0 á 10, cuán mentiroso eres?



Quien dice: "Yo amo a Dios", pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no es capaz de amar al hermano a quien ve? En fin , este mandamiento nos dejó Cristo: que quien ama a Dios ame también a su hermano. (1 Juan 4:20-21)


Si alguna vez te ha pasado, es duro que alguien te diga en tu propia cara que eres simple y llanamente un mentiroso, así de claro y así de duro. Digamos que no es un lenguaje políticamente muy correcto y menos en el ámbito de la iglesia que, salvo en las reuniones administrativas, donde suele haber incontinencia verbal, todos tratamos de ser sutiles a la hora de relacionarnos. Pero Juan no se anda por las ramas y declara con contundencia que aquel que afirma amar a Dios y tiene malas relaciones con su hermano es un M E N T I R O S O. Se puede decir más alto pero no más claro. Si creemos que la Biblia es la Palabra inspirada del Señor estas afirmaciones nos han de llevar a un claro proceso de evaluación acerca de cómo vivimos y qué vamos a hacer con lo que esa reflexión, hecha a la luz del Espíritu Santo, nos esté mostrando. Una vez hemos de afirmar que en términos bíblicos el amor a Dios se mide en la intensidad con que amamos a los hermanos. 


¿De 0 á 10, cuán mentiroso eres?



Quien dice: "Yo amo a Dios", pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no es capaz de amar al hermano a quien ve? En fin , este mandamiento nos dejó Cristo: que quien ama a Dios ame también a su hermano. (1 Juan 4:20-21)


Si alguna vez te ha pasado, es duro que alguien te diga en tu propia cara que eres simple y llanamente un mentiroso, así de claro y así de duro. Digamos que no es un lenguaje políticamente muy correcto y menos en el ámbito de la iglesia que, salvo en las reuniones administrativas, donde suele haber incontinencia verbal, todos tratamos de ser sutiles a la hora de relacionarnos. Pero Juan no se anda por las ramas y declara con contundencia que aquel que afirma amar a Dios y tiene malas relaciones con su hermano es un M E N T I R O S O. Se puede decir más alto pero no más claro. Si creemos que la Biblia es la Palabra inspirada del Señor estas afirmaciones nos han de llevar a un claro proceso de evaluación acerca de cómo vivimos y qué vamos a hacer con lo que esa reflexión, hecha a la luz del Espíritu Santo, nos esté mostrando. Una vez hemos de afirmar que en términos bíblicos el amor a Dios se mide en la intensidad con que amamos a los hermanos. 


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