Felices los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos. (Mateo 5: 7)

William Barclay la parafrasea de la siguiente manera:

¡Qué feliz es el hombre capaz de adentrarse en los demás y sentir como ellos, ver con sus ojos, pensar sus pensamientos, porque quien puede identificarse de este modo con los otros encontrará que los otros harán lo mismo con él y sabrá que eso mismo es lo que Dios ha hecho por él en Jesucristo!

He aprendido de mi propia experiencia que no siempre uso de forma precisa las palabras y que me cuesta definirlas. En ocasiones confundo los términos y digo una cosa cuando quiero decir otra. Eso sucede con la palabra misericordia. Es un término que siempre va enfocado en otra persona; tengo misericordia de alguien. Pero es fácil confundirla con sentir pena, lástima, pesar o compasión por ese alguien. La palabra hebrea que se ha traducido por misericordia es muy potente y significa, literalmente, ponerse dentro del otro y ver, sentir y experimentar las cosas como la persona lo hace. Es mucho más que verlo desde fuera y sentir simpatía por esa persona y su situación. Es ponerse en su lugar y vivirlo como él o ella lo viven. Es tremendo porque eso mismo es lo que hizo Jesús por nosotros. Tiene misericordia de nosotros porque no solamente contempló nuestra penosa situación desde los cielos y sintió lástima sino que literalmente se metió en nuestra piel, se hizo como uno de nosotros, vivió y experimentó nuestra propia realidad ¡Con razón puede tener misericordia de nosotros!

Porque ese es precisamente uno de los resultados de la misericordia, que al contemplar la realidad de alguien desde su interior podemos comprenderla y entenderla; aunque no necesariamente debamos justificarla. Me doy cuenta que desde mi trabajo pastoral cuando aplico misericordia puedo entender al otro aunque no lo justifique; puedo ver las cosas como las ve aunque no esté de acuerdo. La promesa que recibe esta bienaventuranza es que el Señor nos aplicará a nosotros la misma misericordia que apliquemos a otros. Si somos inmisericordes, eso será lo que recibiremos de parte de Dios; porque como dice con sabiduría la Escritura, con la misma medida que mida seré medido.


Observa tu vida desde fuera ¿Cómo andas de misericordia? ¿Qué te hace pensar el saber que la medida que apliques a otros te será aplicada a ti?