A partir de aquel momento, Jesús comenzó a predicar diciendo: -convertíos, porque ya está cerca el reino de los cielos. (Mateo 4:17)


Jesús comienza su ministerio y el centro de su mensaje es el reino de Dios. Su predicación no se centra en la iglesia, tan sólo mencionada unas pocas veces en los evangelios, sino en el reino. La iglesia es un medio para la consecución de un fin, la instauración del reino. La iglesia tiene sentido porque existe el reino y no al revés. Para todos aquellos que son eclesiocéntricos, es bueno recordar lo que acabo de escribir. Como dijo Alan Hirsch, un teólogo contemporáneo australiano, la misión tiene una iglesia, no es la iglesia la que tiene una misión; parece un juego de palabras pero no lo es. Sin misión no existe la iglesia, sin iglesia la misión continúa teniendo sentido. Enfatizo de nuevo, el mensaje central es el reino de Dios. 

Pero, ¿Qué es el reino de Dios? Creo que en la oración conocida como el Padrenuestro es donde Jesús no da la mejor idea para comprender esa realidad. El Maestro afirma, Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como se hace en el cielo. Es típico en la forma hebrea de escribir que en un párrafo existan dos oraciones y que la segunda sea la explicación de la primera. Veamos esto aplicado al Padrenuestro:

Venga a nosotros tu reino

En esta primera frase se introduce el concepto del reino.

Hágase tu voluntad aquí en la tierra del mismo modo que se hace en el cielo

Esta segunda frase explica lo que es el reino, que se haga la voluntad del Señor en este mundo del mismo modo que se hace en los cielos, que nada que es intolerable en los cielos los pueda ser en la tierra, que nada que no es permisible en los cielos pueda darse en la tierra. Aterricémoslo un poco más ¿Es la pobreza, la violencia contra la mujer, la corrupción política, el abuso de los emigrantes, el mal gobierno, la trata de seres humanos, la violencia por motivos políticos, religiosos, sociales, culturales, económicos, el trabajo infantil, la opresión económica, el maltrato de las minorías y un etcétera tan largo como desees, tolerado en los cielos? ¡Sin duda no! Pues tampoco lo puede ser en la tierra. Cuando el reino llega todo eso, junto con las realidades espirituales en rebelión contra Dios debe desaparecer. Todo esto, y mucho más, anunciaba Jesús al indicar que el reino se ha acercado.

¿Qué implicación tiene para ti como constructor del reino?





A partir de aquel momento, Jesús comenzó a predicar diciendo: -convertíos, porque ya está cerca el reino de los cielos. (Mateo 4:17)


Jesús comienza su ministerio y el centro de su mensaje es el reino de Dios. Su predicación no se centra en la iglesia, tan sólo mencionada unas pocas veces en los evangelios, sino en el reino. La iglesia es un medio para la consecución de un fin, la instauración del reino. La iglesia tiene sentido porque existe el reino y no al revés. Para todos aquellos que son eclesiocéntricos, es bueno recordar lo que acabo de escribir. Como dijo Alan Hirsch, un teólogo contemporáneo australiano, la misión tiene una iglesia, no es la iglesia la que tiene una misión; parece un juego de palabras pero no lo es. Sin misión no existe la iglesia, sin iglesia la misión continúa teniendo sentido. Enfatizo de nuevo, el mensaje central es el reino de Dios. 

Pero, ¿Qué es el reino de Dios? Creo que en la oración conocida como el Padrenuestro es donde Jesús no da la mejor idea para comprender esa realidad. El Maestro afirma, Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como se hace en el cielo. Es típico en la forma hebrea de escribir que en un párrafo existan dos oraciones y que la segunda sea la explicación de la primera. Veamos esto aplicado al Padrenuestro:

Venga a nosotros tu reino

En esta primera frase se introduce el concepto del reino.

Hágase tu voluntad aquí en la tierra del mismo modo que se hace en el cielo

Esta segunda frase explica lo que es el reino, que se haga la voluntad del Señor en este mundo del mismo modo que se hace en los cielos, que nada que es intolerable en los cielos los pueda ser en la tierra, que nada que no es permisible en los cielos pueda darse en la tierra. Aterricémoslo un poco más ¿Es la pobreza, la violencia contra la mujer, la corrupción política, el abuso de los emigrantes, el mal gobierno, la trata de seres humanos, la violencia por motivos políticos, religiosos, sociales, culturales, económicos, el trabajo infantil, la opresión económica, el maltrato de las minorías y un etcétera tan largo como desees, tolerado en los cielos? ¡Sin duda no! Pues tampoco lo puede ser en la tierra. Cuando el reino llega todo eso, junto con las realidades espirituales en rebelión contra Dios debe desaparecer. Todo esto, y mucho más, anunciaba Jesús al indicar que el reino se ha acercado.

¿Qué implicación tiene para ti como constructor del reino?





A partir de aquel momento, Jesús comenzó a predicar diciendo: -convertíos, porque ya está cerca el reino de los cielos. (Mateo 4:17)


Jesús comienza su ministerio y el centro de su mensaje es el reino de Dios. Su predicación no se centra en la iglesia, tan sólo mencionada unas pocas veces en los evangelios, sino en el reino. La iglesia es un medio para la consecución de un fin, la instauración del reino. La iglesia tiene sentido porque existe el reino y no al revés. Para todos aquellos que son eclesiocéntricos, es bueno recordar lo que acabo de escribir. Como dijo Alan Hirsch, un teólogo contemporáneo australiano, la misión tiene una iglesia, no es la iglesia la que tiene una misión; parece un juego de palabras pero no lo es. Sin misión no existe la iglesia, sin iglesia la misión continúa teniendo sentido. Enfatizo de nuevo, el mensaje central es el reino de Dios. 

Pero, ¿Qué es el reino de Dios? Creo que en la oración conocida como el Padrenuestro es donde Jesús no da la mejor idea para comprender esa realidad. El Maestro afirma, Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como se hace en el cielo. Es típico en la forma hebrea de escribir que en un párrafo existan dos oraciones y que la segunda sea la explicación de la primera. Veamos esto aplicado al Padrenuestro:

Venga a nosotros tu reino

En esta primera frase se introduce el concepto del reino.

Hágase tu voluntad aquí en la tierra del mismo modo que se hace en el cielo

Esta segunda frase explica lo que es el reino, que se haga la voluntad del Señor en este mundo del mismo modo que se hace en los cielos, que nada que es intolerable en los cielos los pueda ser en la tierra, que nada que no es permisible en los cielos pueda darse en la tierra. Aterricémoslo un poco más ¿Es la pobreza, la violencia contra la mujer, la corrupción política, el abuso de los emigrantes, el mal gobierno, la trata de seres humanos, la violencia por motivos políticos, religiosos, sociales, culturales, económicos, el trabajo infantil, la opresión económica, el maltrato de las minorías y un etcétera tan largo como desees, tolerado en los cielos? ¡Sin duda no! Pues tampoco lo puede ser en la tierra. Cuando el reino llega todo eso, junto con las realidades espirituales en rebelión contra Dios debe desaparecer. Todo esto, y mucho más, anunciaba Jesús al indicar que el reino se ha acercado.

¿Qué implicación tiene para ti como constructor del reino?