Hijo ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados buscándote. Jesús les contestó: ¿Y por qué me buscabais? ¿No sabéis que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que decía. (Lucas 2:49-50)


Un niño judío era considerado adulto cuando cumplía los doce años (pensemos que la esperanza de vida de una persona raramente pasaba de los cuarenta años); entonces se le consideraba un hijo de la ley y debía de cumplir todas las obligaciones que ésta exigía de todo buen judío. El texto de Lucas nos dice que, en la ocasión que narra el pasaje, Jesús ya había cumplido los doce años y, por tanto, ya se había convertido en un adulto legalmente hablando. Hasta este momento los evangelios guardan un total silencio de cómo fue su vida en la aldea de Nazaret donde sus padres tomaron la decisión de establecerse. 

Desconocemos el proceso interno que debió ocurrir en la vida de Jesús para que, fuera dándose cuenta de que era especial y que tenía una relación especial con Dios. Yo no creo que el bebé Jesús ya sabía que era el Mesías. No me imagino la aberración de un adulto con todas sus capacidades encerrado en el cuerpo de una criatura de pocos meses. Pienso que fue un proceso gradual por medio del cual fue tomando conciencia de quién era. Y el diálogo entre Jesús y María que Lucas refleja nos ofrece mucha luz sobre ese proceso de auto descubrimiento. 

Vamos a ponernos en contexto; Jesús ya tiene doce años, es un adulto para todo el pueblo de Israel, ha realizado su primera y perceptiva visita al templo de Jerusalén para celebrar la Pascua. Ha asistido a una reunión pública del Sanedrín -algo que ocurría durante esta época del año-. Ha estado interactuando con los maestros de la ley y no ha regresado a casa con sus padres. Estos lo han buscado sin éxito y han decido regresa a la ciudad donde lo encuentran en una de las sesiones públicas antes mencionadas. Es aquí donde Jesús hace una declaración asombrosa y que el estudioso bíblico William Barclay explica tan bien que lo copiaré de forma literal: 

"María le dijo: "tu padre y yo te hemos buscado..." Y Jesús respondió: "¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" Notemos como muy suavemente pero de manera bien definida Jesús toma la palabra padre de José y la aplica a Dios. En algún momento Jesús debe haber descubierto su relación sin igual con Dios. No pudo haberlo sabido cuando era un niño en el pesebre y un bebé en los brazos de su madre, ya que esto hubiera sido monstruoso o anormal. Debió haberlo pensado a medida que los años pasaban; y entonces, en esta primera Pascua, en el comienzo de su adultez, tomó conciencia de que Él no era como los otros hombres, que en una forma muy especial y sin paralelos era el Hijo de Dios.  Aquí se nos relata la historia del día en que Jesús descubrió quién era.


Hijo ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados buscándote. Jesús les contestó: ¿Y por qué me buscabais? ¿No sabéis que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que decía. (Lucas 2:49-50)


Un niño judío era considerado adulto cuando cumplía los doce años (pensemos que la esperanza de vida de una persona raramente pasaba de los cuarenta años); entonces se le consideraba un hijo de la ley y debía de cumplir todas las obligaciones que ésta exigía de todo buen judío. El texto de Lucas nos dice que, en la ocasión que narra el pasaje, Jesús ya había cumplido los doce años y, por tanto, ya se había convertido en un adulto legalmente hablando. Hasta este momento los evangelios guardan un total silencio de cómo fue su vida en la aldea de Nazaret donde sus padres tomaron la decisión de establecerse. 

Desconocemos el proceso interno que debió ocurrir en la vida de Jesús para que, fuera dándose cuenta de que era especial y que tenía una relación especial con Dios. Yo no creo que el bebé Jesús ya sabía que era el Mesías. No me imagino la aberración de un adulto con todas sus capacidades encerrado en el cuerpo de una criatura de pocos meses. Pienso que fue un proceso gradual por medio del cual fue tomando conciencia de quién era. Y el diálogo entre Jesús y María que Lucas refleja nos ofrece mucha luz sobre ese proceso de auto descubrimiento. 

Vamos a ponernos en contexto; Jesús ya tiene doce años, es un adulto para todo el pueblo de Israel, ha realizado su primera y perceptiva visita al templo de Jerusalén para celebrar la Pascua. Ha asistido a una reunión pública del Sanedrín -algo que ocurría durante esta época del año-. Ha estado interactuando con los maestros de la ley y no ha regresado a casa con sus padres. Estos lo han buscado sin éxito y han decido regresa a la ciudad donde lo encuentran en una de las sesiones públicas antes mencionadas. Es aquí donde Jesús hace una declaración asombrosa y que el estudioso bíblico William Barclay explica tan bien que lo copiaré de forma literal: 

"María le dijo: "tu padre y yo te hemos buscado..." Y Jesús respondió: "¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" Notemos como muy suavemente pero de manera bien definida Jesús toma la palabra padre de José y la aplica a Dios. En algún momento Jesús debe haber descubierto su relación sin igual con Dios. No pudo haberlo sabido cuando era un niño en el pesebre y un bebé en los brazos de su madre, ya que esto hubiera sido monstruoso o anormal. Debió haberlo pensado a medida que los años pasaban; y entonces, en esta primera Pascua, en el comienzo de su adultez, tomó conciencia de que Él no era como los otros hombres, que en una forma muy especial y sin paralelos era el Hijo de Dios.  Aquí se nos relata la historia del día en que Jesús descubrió quién era.


Hijo ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados buscándote. Jesús les contestó: ¿Y por qué me buscabais? ¿No sabéis que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que decía. (Lucas 2:49-50)


Un niño judío era considerado adulto cuando cumplía los doce años (pensemos que la esperanza de vida de una persona raramente pasaba de los cuarenta años); entonces se le consideraba un hijo de la ley y debía de cumplir todas las obligaciones que ésta exigía de todo buen judío. El texto de Lucas nos dice que, en la ocasión que narra el pasaje, Jesús ya había cumplido los doce años y, por tanto, ya se había convertido en un adulto legalmente hablando. Hasta este momento los evangelios guardan un total silencio de cómo fue su vida en la aldea de Nazaret donde sus padres tomaron la decisión de establecerse. 

Desconocemos el proceso interno que debió ocurrir en la vida de Jesús para que, fuera dándose cuenta de que era especial y que tenía una relación especial con Dios. Yo no creo que el bebé Jesús ya sabía que era el Mesías. No me imagino la aberración de un adulto con todas sus capacidades encerrado en el cuerpo de una criatura de pocos meses. Pienso que fue un proceso gradual por medio del cual fue tomando conciencia de quién era. Y el diálogo entre Jesús y María que Lucas refleja nos ofrece mucha luz sobre ese proceso de auto descubrimiento. 

Vamos a ponernos en contexto; Jesús ya tiene doce años, es un adulto para todo el pueblo de Israel, ha realizado su primera y perceptiva visita al templo de Jerusalén para celebrar la Pascua. Ha asistido a una reunión pública del Sanedrín -algo que ocurría durante esta época del año-. Ha estado interactuando con los maestros de la ley y no ha regresado a casa con sus padres. Estos lo han buscado sin éxito y han decido regresa a la ciudad donde lo encuentran en una de las sesiones públicas antes mencionadas. Es aquí donde Jesús hace una declaración asombrosa y que el estudioso bíblico William Barclay explica tan bien que lo copiaré de forma literal: 

"María le dijo: "tu padre y yo te hemos buscado..." Y Jesús respondió: "¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" Notemos como muy suavemente pero de manera bien definida Jesús toma la palabra padre de José y la aplica a Dios. En algún momento Jesús debe haber descubierto su relación sin igual con Dios. No pudo haberlo sabido cuando era un niño en el pesebre y un bebé en los brazos de su madre, ya que esto hubiera sido monstruoso o anormal. Debió haberlo pensado a medida que los años pasaban; y entonces, en esta primera Pascua, en el comienzo de su adultez, tomó conciencia de que Él no era como los otros hombres, que en una forma muy especial y sin paralelos era el Hijo de Dios.  Aquí se nos relata la historia del día en que Jesús descubrió quién era.