Dichoso quien resiste la prueba pues, una vez acrisolado, recibirá como corona la vida que el Señor ha prometido a quienes le aman. (Santiago 1:12)


Los estudiosos de la Biblia indican que la palabra que ha sido traducida como "prueba" bien puede referirse tanto a las tentaciones internas, fruto de nuestra realidad como pecadores, como a las situaciones externas que hemos de enfrentar como consecuencia de nuestro seguimiento del Maestro. Aquí, la palabra "prueba" no tiene que ver con las situaciones difíciles de la vida que todos, seamos cristianos o no tenemos que vivir y experimentar. 

El crisol es un recipiente donde su pueden verter los metales, tanto los nobles como los que no lo son. Pueden resistir temperaturas de hasta 1600 grados centígrados y, precisamente, esas altas temperaturas son las que permiten  que puedan ser separadas y posteriormente eliminadas todas las impurezas que los metales nobles puedan llevar aumentando de ese modo su total pureza. La analogía para los seguidores de Jesús es clara. Las pruebas tienen como finalidad pasarnos por el crisol y de esta manera poner de manifiesto aquellas cosas que deben ser trabajadas, cambiadas, incorporadas o eliminadas de nuestras vidas. Pasar por el crisol, tal y como afirma Santiago, no es una garantía de que la experiencia vaya a resultarnos de beneficio en nuestro seguimiento del Maestro. Es únicamente cuando superamos la prueba que, no sólo crecemos, sino que además recibimos de parte de Dios el premio que consiste en su reconocimiento y en nuestra madurez.


¿Qué pruebas estás pasando? ¿Qué beneficio puedes obtener de las mismas?



Dichoso quien resiste la prueba pues, una vez acrisolado, recibirá como corona la vida que el Señor ha prometido a quienes le aman. (Santiago 1:12)


Los estudiosos de la Biblia indican que la palabra que ha sido traducida como "prueba" bien puede referirse tanto a las tentaciones internas, fruto de nuestra realidad como pecadores, como a las situaciones externas que hemos de enfrentar como consecuencia de nuestro seguimiento del Maestro. Aquí, la palabra "prueba" no tiene que ver con las situaciones difíciles de la vida que todos, seamos cristianos o no tenemos que vivir y experimentar. 

El crisol es un recipiente donde su pueden verter los metales, tanto los nobles como los que no lo son. Pueden resistir temperaturas de hasta 1600 grados centígrados y, precisamente, esas altas temperaturas son las que permiten  que puedan ser separadas y posteriormente eliminadas todas las impurezas que los metales nobles puedan llevar aumentando de ese modo su total pureza. La analogía para los seguidores de Jesús es clara. Las pruebas tienen como finalidad pasarnos por el crisol y de esta manera poner de manifiesto aquellas cosas que deben ser trabajadas, cambiadas, incorporadas o eliminadas de nuestras vidas. Pasar por el crisol, tal y como afirma Santiago, no es una garantía de que la experiencia vaya a resultarnos de beneficio en nuestro seguimiento del Maestro. Es únicamente cuando superamos la prueba que, no sólo crecemos, sino que además recibimos de parte de Dios el premio que consiste en su reconocimiento y en nuestra madurez.


¿Qué pruebas estás pasando? ¿Qué beneficio puedes obtener de las mismas?



Dichoso quien resiste la prueba pues, una vez acrisolado, recibirá como corona la vida que el Señor ha prometido a quienes le aman. (Santiago 1:12)


Los estudiosos de la Biblia indican que la palabra que ha sido traducida como "prueba" bien puede referirse tanto a las tentaciones internas, fruto de nuestra realidad como pecadores, como a las situaciones externas que hemos de enfrentar como consecuencia de nuestro seguimiento del Maestro. Aquí, la palabra "prueba" no tiene que ver con las situaciones difíciles de la vida que todos, seamos cristianos o no tenemos que vivir y experimentar. 

El crisol es un recipiente donde su pueden verter los metales, tanto los nobles como los que no lo son. Pueden resistir temperaturas de hasta 1600 grados centígrados y, precisamente, esas altas temperaturas son las que permiten  que puedan ser separadas y posteriormente eliminadas todas las impurezas que los metales nobles puedan llevar aumentando de ese modo su total pureza. La analogía para los seguidores de Jesús es clara. Las pruebas tienen como finalidad pasarnos por el crisol y de esta manera poner de manifiesto aquellas cosas que deben ser trabajadas, cambiadas, incorporadas o eliminadas de nuestras vidas. Pasar por el crisol, tal y como afirma Santiago, no es una garantía de que la experiencia vaya a resultarnos de beneficio en nuestro seguimiento del Maestro. Es únicamente cuando superamos la prueba que, no sólo crecemos, sino que además recibimos de parte de Dios el premio que consiste en su reconocimiento y en nuestra madurez.


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