Los que rezan a un dios incapaz de salvar. (Isaías 45:20)


Se ha afirmado que el ser humano está diseñado para adorar, y si no adora al verdadero Dios buscará otro objeto de adoración. Chesterton, el escritor inglés del siglo XIX ya afirmaba que cuando el hombre no cree en Dios cree en cualquier cosa. (si el lector está interesado en profundizar en este tema le recomiendo el siguiente artículo: https://elpais.com/diario/2006/03/19/eps/1142753207_850215.html) Estoy totalmente de acuerdo, la negación de Dios no implica la desaparición de la necesidad, sino simplemente que ésta debe ser llenada con otras opciones que, en muchas ocasiones, resultan totalmente inverosímiles. Lo tratamos de satisfacer con otras cosas, otras personas o, incluso, con una adoración hacia nosotros mismos. La necesidad es testaruda y no desaparece por su negación, simplemente se abre camino de otras maneras.

Lo que Dios plantea a través del profeta Isaías es la capacidad de esos otros dioses para salvar. Salvar, no únicamente en el sentido escatológico de ir al cielo cuando muramos, sino salvar en el sentido de restaurar esa alienación que el  pecado ha producido en nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con otros seres humanos y con la creación. Si tu dios no está generando en ti ese sentido de ser holístico, de ser íntegro, de ser cada vez más humano, de entrar en contacto con la divinidad, entonces tu dios no tiene la capacidad de salvar. Porque la medida definitiva de cuán valido es tu dios es cuán cambiado está siendo tu vida por el contacto con Él. Hasta que Cristo sea formado en vosotros, como afirmó Pablo escribiendo a los Gálatas (4:19)


¿Tiene tu dios la capacidad para salvar?



Los que rezan a un dios incapaz de salvar. (Isaías 45:20)


Se ha afirmado que el ser humano está diseñado para adorar, y si no adora al verdadero Dios buscará otro objeto de adoración. Chesterton, el escritor inglés del siglo XIX ya afirmaba que cuando el hombre no cree en Dios cree en cualquier cosa. (si el lector está interesado en profundizar en este tema le recomiendo el siguiente artículo: https://elpais.com/diario/2006/03/19/eps/1142753207_850215.html) Estoy totalmente de acuerdo, la negación de Dios no implica la desaparición de la necesidad, sino simplemente que ésta debe ser llenada con otras opciones que, en muchas ocasiones, resultan totalmente inverosímiles. Lo tratamos de satisfacer con otras cosas, otras personas o, incluso, con una adoración hacia nosotros mismos. La necesidad es testaruda y no desaparece por su negación, simplemente se abre camino de otras maneras.

Lo que Dios plantea a través del profeta Isaías es la capacidad de esos otros dioses para salvar. Salvar, no únicamente en el sentido escatológico de ir al cielo cuando muramos, sino salvar en el sentido de restaurar esa alienación que el  pecado ha producido en nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con otros seres humanos y con la creación. Si tu dios no está generando en ti ese sentido de ser holístico, de ser íntegro, de ser cada vez más humano, de entrar en contacto con la divinidad, entonces tu dios no tiene la capacidad de salvar. Porque la medida definitiva de cuán valido es tu dios es cuán cambiado está siendo tu vida por el contacto con Él. Hasta que Cristo sea formado en vosotros, como afirmó Pablo escribiendo a los Gálatas (4:19)


¿Tiene tu dios la capacidad para salvar?



Los que rezan a un dios incapaz de salvar. (Isaías 45:20)


Se ha afirmado que el ser humano está diseñado para adorar, y si no adora al verdadero Dios buscará otro objeto de adoración. Chesterton, el escritor inglés del siglo XIX ya afirmaba que cuando el hombre no cree en Dios cree en cualquier cosa. (si el lector está interesado en profundizar en este tema le recomiendo el siguiente artículo: https://elpais.com/diario/2006/03/19/eps/1142753207_850215.html) Estoy totalmente de acuerdo, la negación de Dios no implica la desaparición de la necesidad, sino simplemente que ésta debe ser llenada con otras opciones que, en muchas ocasiones, resultan totalmente inverosímiles. Lo tratamos de satisfacer con otras cosas, otras personas o, incluso, con una adoración hacia nosotros mismos. La necesidad es testaruda y no desaparece por su negación, simplemente se abre camino de otras maneras.

Lo que Dios plantea a través del profeta Isaías es la capacidad de esos otros dioses para salvar. Salvar, no únicamente en el sentido escatológico de ir al cielo cuando muramos, sino salvar en el sentido de restaurar esa alienación que el  pecado ha producido en nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con otros seres humanos y con la creación. Si tu dios no está generando en ti ese sentido de ser holístico, de ser íntegro, de ser cada vez más humano, de entrar en contacto con la divinidad, entonces tu dios no tiene la capacidad de salvar. Porque la medida definitiva de cuán valido es tu dios es cuán cambiado está siendo tu vida por el contacto con Él. Hasta que Cristo sea formado en vosotros, como afirmó Pablo escribiendo a los Gálatas (4:19)


¿Tiene tu dios la capacidad para salvar?



Los que rezan a un dios incapaz de salvar. (Isaías 45:20)


Se ha afirmado que el ser humano está diseñado para adorar, y si no adora al verdadero Dios buscará otro objeto de adoración. Chesterton, el escritor inglés del siglo XIX ya afirmaba que cuando el hombre no cree en Dios cree en cualquier cosa. (si el lector está interesado en profundizar en este tema le recomiendo el siguiente artículo: https://elpais.com/diario/2006/03/19/eps/1142753207_850215.html) Estoy totalmente de acuerdo, la negación de Dios no implica la desaparición de la necesidad, sino simplemente que ésta debe ser llenada con otras opciones que, en muchas ocasiones, resultan totalmente inverosímiles. Lo tratamos de satisfacer con otras cosas, otras personas o, incluso, con una adoración hacia nosotros mismos. La necesidad es testaruda y no desaparece por su negación, simplemente se abre camino de otras maneras.

Lo que Dios plantea a través del profeta Isaías es la capacidad de esos otros dioses para salvar. Salvar, no únicamente en el sentido escatológico de ir al cielo cuando muramos, sino salvar en el sentido de restaurar esa alienación que el  pecado ha producido en nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con otros seres humanos y con la creación. Si tu dios no está generando en ti ese sentido de ser holístico, de ser íntegro, de ser cada vez más humano, de entrar en contacto con la divinidad, entonces tu dios no tiene la capacidad de salvar. Porque la medida definitiva de cuán valido es tu dios es cuán cambiado está siendo tu vida por el contacto con Él. Hasta que Cristo sea formado en vosotros, como afirmó Pablo escribiendo a los Gálatas (4:19)


¿Tiene tu dios la capacidad para salvar?