Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado: recibió en casa a María, su esposa. (Mateo 1:24)


Hay una frase atribuida a Agustín de Hipona que afirma: "El hombre sin Dios no puede; Dios, sin el hombre no quiere". Dios, desde siempre, ha intervenido en la historia por medio de seres humanos; hombres y mujeres que han estado dispuestos a alinearse con su voluntad. Jesús nunca hubiera podido entrar en la historia humana si no hubiera sido por la disponibilidad de José y María para cumplir los designios del Padre. 

Pero ¿Cómo visualizamos a ambos? José y María debían ser dos adolescentes cuando recibieron las visitas de los ángeles invitándolos a unirse al plan de Dios. Sabemos que el promedio de vida entre las clases populares en el imperio romano, no iba mucho más allá de los treinta años. No es de extrañar, por tanto, que las personas se casaran tan pronto como eran fértiles. Nuevamente, por nuestros conocimientos de la Roma imperial, sabemos que la edad mínima para los hombres era de catorce años y doce para las mujeres. Así pues, podemos visualiza a Dios poniendo todo su plan de redención en manos de unos inexperimentados padres adolescentes.

Por eso adquiere tanto sentido la frase de Agustín de Hipona; El Señor siempre anduvo buscando, y continua haciéndolo, personas que estén disponibles para unirse a Él en su deseo de cambiar y transformar la historia humana. Sigue persiguiendo seres humanos que estén dispuestos a colaborar con Él como agentes de restauración y reconciliación de un mundo roto. Así fue en el pasado, así es en el presente y continuará siéndolo en el futuro. El método de Dios siempre han sido los hombres y las mujeres. 


¿Cuál es tu nivel de alineamiento con el plan y propósito de Dios para la humanidad?




Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado: recibió en casa a María, su esposa. (Mateo 1:24)


Hay una frase atribuida a Agustín de Hipona que afirma: "El hombre sin Dios no puede; Dios, sin el hombre no quiere". Dios, desde siempre, ha intervenido en la historia por medio de seres humanos; hombres y mujeres que han estado dispuestos a alinearse con su voluntad. Jesús nunca hubiera podido entrar en la historia humana si no hubiera sido por la disponibilidad de José y María para cumplir los designios del Padre. 

Pero ¿Cómo visualizamos a ambos? José y María debían ser dos adolescentes cuando recibieron las visitas de los ángeles invitándolos a unirse al plan de Dios. Sabemos que el promedio de vida entre las clases populares en el imperio romano, no iba mucho más allá de los treinta años. No es de extrañar, por tanto, que las personas se casaran tan pronto como eran fértiles. Nuevamente, por nuestros conocimientos de la Roma imperial, sabemos que la edad mínima para los hombres era de catorce años y doce para las mujeres. Así pues, podemos visualiza a Dios poniendo todo su plan de redención en manos de unos inexperimentados padres adolescentes.

Por eso adquiere tanto sentido la frase de Agustín de Hipona; El Señor siempre anduvo buscando, y continua haciéndolo, personas que estén disponibles para unirse a Él en su deseo de cambiar y transformar la historia humana. Sigue persiguiendo seres humanos que estén dispuestos a colaborar con Él como agentes de restauración y reconciliación de un mundo roto. Así fue en el pasado, así es en el presente y continuará siéndolo en el futuro. El método de Dios siempre han sido los hombres y las mujeres. 


¿Cuál es tu nivel de alineamiento con el plan y propósito de Dios para la humanidad?




Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado: recibió en casa a María, su esposa. (Mateo 1:24)


Hay una frase atribuida a Agustín de Hipona que afirma: "El hombre sin Dios no puede; Dios, sin el hombre no quiere". Dios, desde siempre, ha intervenido en la historia por medio de seres humanos; hombres y mujeres que han estado dispuestos a alinearse con su voluntad. Jesús nunca hubiera podido entrar en la historia humana si no hubiera sido por la disponibilidad de José y María para cumplir los designios del Padre. 

Pero ¿Cómo visualizamos a ambos? José y María debían ser dos adolescentes cuando recibieron las visitas de los ángeles invitándolos a unirse al plan de Dios. Sabemos que el promedio de vida entre las clases populares en el imperio romano, no iba mucho más allá de los treinta años. No es de extrañar, por tanto, que las personas se casaran tan pronto como eran fértiles. Nuevamente, por nuestros conocimientos de la Roma imperial, sabemos que la edad mínima para los hombres era de catorce años y doce para las mujeres. Así pues, podemos visualiza a Dios poniendo todo su plan de redención en manos de unos inexperimentados padres adolescentes.

Por eso adquiere tanto sentido la frase de Agustín de Hipona; El Señor siempre anduvo buscando, y continua haciéndolo, personas que estén disponibles para unirse a Él en su deseo de cambiar y transformar la historia humana. Sigue persiguiendo seres humanos que estén dispuestos a colaborar con Él como agentes de restauración y reconciliación de un mundo roto. Así fue en el pasado, así es en el presente y continuará siéndolo en el futuro. El método de Dios siempre han sido los hombres y las mujeres. 


¿Cuál es tu nivel de alineamiento con el plan y propósito de Dios para la humanidad?