Un mensaje que ha llegado hasta vosotros y que sigue extendiéndose y dando fruto, tanto en el mundo entero como entre vosotros... (Colosenses 1:6)


Pablo afirma que cuando el evangelio está presente produce fruto. Jesús afirmó que nos había escogido para que lleváramos frutos. También que el Padre era glorificado -recibía reconocimiento- cuando sus hijos producen fruto. En Juan 15, el Maestro dejó claro que todo aquel que no lleve fruto será echado fuera. Por los frutos, dijo el Señor, seremos reconocidos.

¿Qué significa, pues, en el contexto del Nuevo Testamento llevar fruto? Tres cosas diferentes. La primera, es que el carácter de Cristo, su imagen, cada vez sea más evidente en nosotros. Es decir, que conforme va pasando el tiempo nuestras motivaciones, valores, prioridades, pensamientos y conductas reflejan que nos vamos pareciendo más y más a Jesús. Nos vamos convirtiendo en pequeños Cristos.

La segunda, es que otras personas puedan llegar al conocimiento de Jesús por medio de nuestro testimonio y nuestro estilo de vida. Compartir nuestra fe, dar la posibilidad a otros de tener una relación personal con el Señor. Los resultados, sin duda, no dependen de nosotros, tomar la iniciativa, si.

La tercera, es colaborar con Jesús en la construcción del Reino de Dios, es decir, vivir promoviendo la justicia, la paz, la reconciliación y la misericordia. Añadiendo valor a la vida de las personas, haciendo bien a todos, lo merezcan o no.

Pablo reconocía que el evangelio había producido fruto en la vida de los Colosenses ¿Se podría decir lo mismo de ti y de mí?



Un mensaje que ha llegado hasta vosotros y que sigue extendiéndose y dando fruto, tanto en el mundo entero como entre vosotros... (Colosenses 1:6)


Pablo afirma que cuando el evangelio está presente produce fruto. Jesús afirmó que nos había escogido para que lleváramos frutos. También que el Padre era glorificado -recibía reconocimiento- cuando sus hijos producen fruto. En Juan 15, el Maestro dejó claro que todo aquel que no lleve fruto será echado fuera. Por los frutos, dijo el Señor, seremos reconocidos.

¿Qué significa, pues, en el contexto del Nuevo Testamento llevar fruto? Tres cosas diferentes. La primera, es que el carácter de Cristo, su imagen, cada vez sea más evidente en nosotros. Es decir, que conforme va pasando el tiempo nuestras motivaciones, valores, prioridades, pensamientos y conductas reflejan que nos vamos pareciendo más y más a Jesús. Nos vamos convirtiendo en pequeños Cristos.

La segunda, es que otras personas puedan llegar al conocimiento de Jesús por medio de nuestro testimonio y nuestro estilo de vida. Compartir nuestra fe, dar la posibilidad a otros de tener una relación personal con el Señor. Los resultados, sin duda, no dependen de nosotros, tomar la iniciativa, si.

La tercera, es colaborar con Jesús en la construcción del Reino de Dios, es decir, vivir promoviendo la justicia, la paz, la reconciliación y la misericordia. Añadiendo valor a la vida de las personas, haciendo bien a todos, lo merezcan o no.

Pablo reconocía que el evangelio había producido fruto en la vida de los Colosenses ¿Se podría decir lo mismo de ti y de mí?



Un mensaje que ha llegado hasta vosotros y que sigue extendiéndose y dando fruto, tanto en el mundo entero como entre vosotros... (Colosenses 1:6)


Pablo afirma que cuando el evangelio está presente produce fruto. Jesús afirmó que nos había escogido para que lleváramos frutos. También que el Padre era glorificado -recibía reconocimiento- cuando sus hijos producen fruto. En Juan 15, el Maestro dejó claro que todo aquel que no lleve fruto será echado fuera. Por los frutos, dijo el Señor, seremos reconocidos.

¿Qué significa, pues, en el contexto del Nuevo Testamento llevar fruto? Tres cosas diferentes. La primera, es que el carácter de Cristo, su imagen, cada vez sea más evidente en nosotros. Es decir, que conforme va pasando el tiempo nuestras motivaciones, valores, prioridades, pensamientos y conductas reflejan que nos vamos pareciendo más y más a Jesús. Nos vamos convirtiendo en pequeños Cristos.

La segunda, es que otras personas puedan llegar al conocimiento de Jesús por medio de nuestro testimonio y nuestro estilo de vida. Compartir nuestra fe, dar la posibilidad a otros de tener una relación personal con el Señor. Los resultados, sin duda, no dependen de nosotros, tomar la iniciativa, si.

La tercera, es colaborar con Jesús en la construcción del Reino de Dios, es decir, vivir promoviendo la justicia, la paz, la reconciliación y la misericordia. Añadiendo valor a la vida de las personas, haciendo bien a todos, lo merezcan o no.

Pablo reconocía que el evangelio había producido fruto en la vida de los Colosenses ¿Se podría decir lo mismo de ti y de mí?