Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. (Marcos 122)


Los escribas eran los responsables de enseñar la ley oral; ésta era el desarrollo del Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia. Éstos consistían en grandes principios que era preciso aterrizar en la vida cotidiana y, precisamente, en esto consistía la ley oral, en el desarrollo en reglas concretas y específicas de lo recogido en la ley de Moisés. Con el paso del tiempo más y más reglas y preceptos se fueron añadiendo llegando a un punto en que el judaísmo se había convertido en pleno legalismo y la ley oral había, en la práctica, alcanzado el mismo estatus que la escrita.

Precisamente, a eso se dedicaban los escribas al desarrollo y enseñanza de la ley oral. Pero un escriba nunca, cuando llevaba a cabo sus funciones de enseñanza, emitía juicios personales, es decir, cuando instruía, para dar autoridad y valor a sus palabras siempre citaba a maestros de prestigio. Su discurso vendría a ser algo así: "Como afirma el rabí fulano, mengano o zutano, esto debe aplicarse del siguiente modo..." Pero Jesús no lo hacía así; Él no se basaba en la autoridad de nadie para enseñar, lo hacía directamente, expresaba sus propias ideas y mensaje; o como afirmó en el evangelio de Juan, yo habló aquello que he oído decir a mi Padre.

¿Y esto cómo se aplica, cómo se aterriza a nuestra realidad? En mi opinión representa un reto para cualquier seguidor de Jesús ¿Hablamos desde la teoría o desde la experiencia? Es decir, ¿Estamos viviendo aquello que creemos? ¿Está siendo real en nuestra propia realidad aquello que predicamos? o, por el contrario, estamos repitiendo y enseñando cosas que, aunque sean verdad, ni las estamos creyendo, ni viviendo, ni experimentando. Entonces, somos como los escribas, carecemos de autoridad.


¿Cómo es tu experiencia?



Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. (Marcos 122)


Los escribas eran los responsables de enseñar la ley oral; ésta era el desarrollo del Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia. Éstos consistían en grandes principios que era preciso aterrizar en la vida cotidiana y, precisamente, en esto consistía la ley oral, en el desarrollo en reglas concretas y específicas de lo recogido en la ley de Moisés. Con el paso del tiempo más y más reglas y preceptos se fueron añadiendo llegando a un punto en que el judaísmo se había convertido en pleno legalismo y la ley oral había, en la práctica, alcanzado el mismo estatus que la escrita.

Precisamente, a eso se dedicaban los escribas al desarrollo y enseñanza de la ley oral. Pero un escriba nunca, cuando llevaba a cabo sus funciones de enseñanza, emitía juicios personales, es decir, cuando instruía, para dar autoridad y valor a sus palabras siempre citaba a maestros de prestigio. Su discurso vendría a ser algo así: "Como afirma el rabí fulano, mengano o zutano, esto debe aplicarse del siguiente modo..." Pero Jesús no lo hacía así; Él no se basaba en la autoridad de nadie para enseñar, lo hacía directamente, expresaba sus propias ideas y mensaje; o como afirmó en el evangelio de Juan, yo habló aquello que he oído decir a mi Padre.

¿Y esto cómo se aplica, cómo se aterriza a nuestra realidad? En mi opinión representa un reto para cualquier seguidor de Jesús ¿Hablamos desde la teoría o desde la experiencia? Es decir, ¿Estamos viviendo aquello que creemos? ¿Está siendo real en nuestra propia realidad aquello que predicamos? o, por el contrario, estamos repitiendo y enseñando cosas que, aunque sean verdad, ni las estamos creyendo, ni viviendo, ni experimentando. Entonces, somos como los escribas, carecemos de autoridad.


¿Cómo es tu experiencia?