Yo, que estoy preso por servir al Señor Jesús, os ruego que viváis como deben vivir quienes, como vosotros, habéis sido llamados a formar parte del pueblo de Dios. (Efesios 4:1)


El idioma griego, muy sutil con los detalles, usaba dos palabras para hablar de la vida. La primera, era bios, y se refería a la existencia puramente física y sus funciones: comer, dormir, reproducirse, etc. La segunda, era zoe, y hacia alusión a la vida con sentido, con propósito, trascendente, a ese tipo de existencia que nos distingue de los animales. De tal modo que alguien puede tener bios y carecer de zoe. Por eso Jesús, en Juan 10:10 afirma que Él ha venido para que podamos tener vida (zoe) y tenerla en abundancia. Siempre he pensado que hay muchas personas que hace mucho tiempo que están muertas desde la perspectiva zoe, solo es cuestión de cuando se acabará su bios.

Pablo nos dice que vivamos la cotidianidad con zoe y no únicamente con bios. El bios se da de forma natural; zoe se practica de forma intencional. Zoe requiere y exige de nosotros un proceso singularmente humano: la reflexión, es decir, esa capacidad de inclinarnos hacia atrás, tomar distancia y valorar la forma en que estamos viviendo y nos estamos desempeñando. De modo que en la práctica debemos buscar, encontrar y establecer momentos en que podamos llevar a cabo ese acto de reflexión que nos ayude a valorar si la forma en que estamos llevando a cabo nuestro proyecto vital es consistente con el llamado al que hemos sido invitados. Creo, que de lo contrario, podemos fácilmente deslizarnos en un bios que nos aleje del zoe.


¿Bios o zoe?



Yo, que estoy preso por servir al Señor Jesús, os ruego que viváis como deben vivir quienes, como vosotros, habéis sido llamados a formar parte del pueblo de Dios. (Efesios 4:1)


El idioma griego, muy sutil con los detalles, usaba dos palabras para hablar de la vida. La primera, era bios, y se refería a la existencia puramente física y sus funciones: comer, dormir, reproducirse, etc. La segunda, era zoe, y hacia alusión a la vida con sentido, con propósito, trascendente, a ese tipo de existencia que nos distingue de los animales. De tal modo que alguien puede tener bios y carecer de zoe. Por eso Jesús, en Juan 10:10 afirma que Él ha venido para que podamos tener vida (zoe) y tenerla en abundancia. Siempre he pensado que hay muchas personas que hace mucho tiempo que están muertas desde la perspectiva zoe, solo es cuestión de cuando se acabará su bios.

Pablo nos dice que vivamos la cotidianidad con zoe y no únicamente con bios. El bios se da de forma natural; zoe se practica de forma intencional. Zoe requiere y exige de nosotros un proceso singularmente humano: la reflexión, es decir, esa capacidad de inclinarnos hacia atrás, tomar distancia y valorar la forma en que estamos viviendo y nos estamos desempeñando. De modo que en la práctica debemos buscar, encontrar y establecer momentos en que podamos llevar a cabo ese acto de reflexión que nos ayude a valorar si la forma en que estamos llevando a cabo nuestro proyecto vital es consistente con el llamado al que hemos sido invitados. Creo, que de lo contrario, podemos fácilmente deslizarnos en un bios que nos aleje del zoe.


¿Bios o zoe?



Yo, que estoy preso por servir al Señor Jesús, os ruego que viváis como deben vivir quienes, como vosotros, habéis sido llamados a formar parte del pueblo de Dios. (Efesios 4:1)


El idioma griego, muy sutil con los detalles, usaba dos palabras para hablar de la vida. La primera, era bios, y se refería a la existencia puramente física y sus funciones: comer, dormir, reproducirse, etc. La segunda, era zoe, y hacia alusión a la vida con sentido, con propósito, trascendente, a ese tipo de existencia que nos distingue de los animales. De tal modo que alguien puede tener bios y carecer de zoe. Por eso Jesús, en Juan 10:10 afirma que Él ha venido para que podamos tener vida (zoe) y tenerla en abundancia. Siempre he pensado que hay muchas personas que hace mucho tiempo que están muertas desde la perspectiva zoe, solo es cuestión de cuando se acabará su bios.

Pablo nos dice que vivamos la cotidianidad con zoe y no únicamente con bios. El bios se da de forma natural; zoe se practica de forma intencional. Zoe requiere y exige de nosotros un proceso singularmente humano: la reflexión, es decir, esa capacidad de inclinarnos hacia atrás, tomar distancia y valorar la forma en que estamos viviendo y nos estamos desempeñando. De modo que en la práctica debemos buscar, encontrar y establecer momentos en que podamos llevar a cabo ese acto de reflexión que nos ayude a valorar si la forma en que estamos llevando a cabo nuestro proyecto vital es consistente con el llamado al que hemos sido invitados. Creo, que de lo contrario, podemos fácilmente deslizarnos en un bios que nos aleje del zoe.


¿Bios o zoe?