Puesto que amar a Dios consiste en cumplir sus mandamientos. No se trata, por lo demás, de preceptos insoportables. (1 Juan 5:3)


¿Amamos a Dios? Ninguno de nosotros en su sano juicio afirmaría ¡NO! Nuestros sentimientos hacia el Señor pueden ser vagos y difusos pero... mayoritariamente positivos. No sabemos si amamos a Dios, pero tal vez estemos seguros de que no lo odiamos, es decir, no tenemos sentimientos negativos hacia Él; bueno, en ocasiones, cuando no nos da aquello que esperamos o creemos merecer, puede que sí, o que simplemente sea un enfado, infantil, pero enfado al fin y al cabo.

Juan nos ayuda mucho a poder clarificar la pregunta acerca de si amamos a Dios. Hay una prueba infalible, que no falla, universalmente probada: obedecer sus mandamientos. Juan ya nos enseñó esto mismo en su evangelio cuando reprodujo las palabras del Maestro: si me amáis guardaréis mis mandamientos. Así que la medida de nuestro amor por Dios no se traduce en emociones, se traduce en obediencia a sus mandamientos. Mira tu obediencia y te dará una medida clara y precisa de tu amor. Pero, además, Juan menciona algo más que es importante resaltar: los mandamientos no son preceptos insoportables. Todos y cada uno de ellos no son arbitrarios, productos de un Dios caprichoso; están pensados para proteger y hacer que florezca todo nuestro proyecto vital.


¿Cuál es la medida de tu amor?



Puesto que amar a Dios consiste en cumplir sus mandamientos. No se trata, por lo demás, de preceptos insoportables. (1 Juan 5:3)


¿Amamos a Dios? Ninguno de nosotros en su sano juicio afirmaría ¡NO! Nuestros sentimientos hacia el Señor pueden ser vagos y difusos pero... mayoritariamente positivos. No sabemos si amamos a Dios, pero tal vez estemos seguros de que no lo odiamos, es decir, no tenemos sentimientos negativos hacia Él; bueno, en ocasiones, cuando no nos da aquello que esperamos o creemos merecer, puede que sí, o que simplemente sea un enfado, infantil, pero enfado al fin y al cabo.

Juan nos ayuda mucho a poder clarificar la pregunta acerca de si amamos a Dios. Hay una prueba infalible, que no falla, universalmente probada: obedecer sus mandamientos. Juan ya nos enseñó esto mismo en su evangelio cuando reprodujo las palabras del Maestro: si me amáis guardaréis mis mandamientos. Así que la medida de nuestro amor por Dios no se traduce en emociones, se traduce en obediencia a sus mandamientos. Mira tu obediencia y te dará una medida clara y precisa de tu amor. Pero, además, Juan menciona algo más que es importante resaltar: los mandamientos no son preceptos insoportables. Todos y cada uno de ellos no son arbitrarios, productos de un Dios caprichoso; están pensados para proteger y hacer que florezca todo nuestro proyecto vital.


¿Cuál es la medida de tu amor?



Puesto que amar a Dios consiste en cumplir sus mandamientos. No se trata, por lo demás, de preceptos insoportables. (1 Juan 5:3)


¿Amamos a Dios? Ninguno de nosotros en su sano juicio afirmaría ¡NO! Nuestros sentimientos hacia el Señor pueden ser vagos y difusos pero... mayoritariamente positivos. No sabemos si amamos a Dios, pero tal vez estemos seguros de que no lo odiamos, es decir, no tenemos sentimientos negativos hacia Él; bueno, en ocasiones, cuando no nos da aquello que esperamos o creemos merecer, puede que sí, o que simplemente sea un enfado, infantil, pero enfado al fin y al cabo.

Juan nos ayuda mucho a poder clarificar la pregunta acerca de si amamos a Dios. Hay una prueba infalible, que no falla, universalmente probada: obedecer sus mandamientos. Juan ya nos enseñó esto mismo en su evangelio cuando reprodujo las palabras del Maestro: si me amáis guardaréis mis mandamientos. Así que la medida de nuestro amor por Dios no se traduce en emociones, se traduce en obediencia a sus mandamientos. Mira tu obediencia y te dará una medida clara y precisa de tu amor. Pero, además, Juan menciona algo más que es importante resaltar: los mandamientos no son preceptos insoportables. Todos y cada uno de ellos no son arbitrarios, productos de un Dios caprichoso; están pensados para proteger y hacer que florezca todo nuestro proyecto vital.


¿Cuál es la medida de tu amor?